Capitulo 9: Hablemos

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-¡¡Rápido, nos atacan!!- Ecco abrió la puerta de golpe, haciendo saltar a la pareja.

El peli azul se levantó rápidamente de la cama, mientras la chica miraba hacia la puerta aun somnolienta.

-¿Q-qué?- Gardienne estaba confundida aun, apenas hace cinco minutos que había comenzado a recordar todo.

-No sé qué pasa, pero tenemos que salir.- dijo mirando a Ezarel.

El elfo ayudó a la chica a levantarse, ella aún estaba mareada pero afuera se veía que había mucho movimiento, por lo que debían hacer lo mismo.

-¿Qué tenemos que hacer?- preguntó el elfo, sosteniendo la mano de la oji violeta, quien se tambaleaba ligeramente.

-Todos irán al frente para atacar... -dijo Ecco dirigiendo su mirada a la chica.

-¿Pero?- el elfo notó que ella pretendía hacer algo distinto.

-Les mostraré otra salida.- afirmó con decisión.

-Vamos con ella.- dijo Gardienne con voz algo cansada.

Ezarel no cuestionó a la chica, cubrió bien su rostro y cabello, e hizo lo mismo con el de su esposa, antes de salir tomados de la mano tras aquella extraña mujer. De alguna manera parecía como si todo el lugar temblara, se sentían fuertes pisadas sobre sus cabezas, y las personas corrían todas en una misma dirección. Solo había una salida. O eso era lo que pensaban.

A medida que caminaban, Gardienne recobraba sus fuerzas, recordaba todo lentamente. Y a cada paso parecía sostener la mano del elfo con más firmeza. Terminaron corriendo por los pasillos siguiendo a Ecco, ella dijo que había otra salida, aunque no todos la tomaban.

Pasaron junto a una puerta, algo pequeña, casi escondida, y prácticamente no parecía una entrada. Por alguna razón Gardienne se quedó de pie viéndola. No tenía picaporte, y parecía que más bien era un error construcción, pero esos lugares siempre tenían escondido algo, eso lo sabía.

-Vamos muévete.- le decía el elfo tirando de su mano.

Ecco se detuvo unos metros más allá.

-Entremos... -dijo la chica sin pensar, soltó la mano de Ezarel y puso las manos en la puerta empujándola. Esta termino abriéndose por si sola. Entonces entró en la pequeña abertura, y por consecuencia, el peli azul también entró detrás de ella, agachándose un poco para poder entrar.

Estaban en una sala abandonada, una muy grande que solo tenía un extraño cuatro redondo azul, y parecía estar en movimiento. O eso era lo que creían, ni Ezarel ni la chica parecieron caer en cuenta de qué era realmente, solo sentían una extraña energía, muy conocida y cálida.

-Es el portal.- la voz de Ecco se escuchó desde la entrada. Y por primera vez su rostro dejó paso a mostrar algo. Sorpresa.

Se acercaron al extraño cuadro redondo, y fue cuando lo comprendieron realmente lo que Ecco dijo. No era un cuadro. Sentían que los succionaba como si fuera un agujero negro.

Entre más se acercaban, sentían una fuerte presión en todo el cuerpo, como si les faltara el aire, además, era difícil mirar hacia el frente ya que la luz de ese vórtice era de un color casi fluorescente y vibrante, tanto que parecía quemar los ojos de quien lo viera. Por si eso no fuera poco, generaba un constante sonido, suave y agudo a la vez, era algo desagradable.

Ezarel sintió terror, al ver que su esposa se tambaleaba, parecía como si su cuero no se resistiera a la fuerza magnética del portal. Sujetó a Gardienne, abrazándola hacia él, como si quisiera impedir que la fuerza del vórtice fuera a llevársela. Recordaba perfectamente cómo fue todo cuando ella se marchó, y en ese momento lo tenía muy presente.

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