Capitulo 12: Agua

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Subieron al barco casi corriendo, Gardienne estaba ansiosa por continuar, en realidad tenía muchas cosas en la mente, y además demasiados sentimientos removiéndole el cuerpo entero. En cierta forma, no quería dejar a su padre, pero debía hacerlo. Así que decidió irse sin mirar atrás, tratando de no perder el objetivo que tenía.

-¿Estás bien?- preguntó su esposo cuando ya estaban arriba, viendo las manos temblorosas de la chica.

Ella asintió enérgicamente, aunque en ese momento lo que quería era ir a llorar en un rincón.

El barco emprendió el vuelo, la chica se paró frente a la borda e hizo una seña con sus manos para despedirse de Nevra y Dumah, ellos sonriendo, le devolvieron el saludo.



 Ya era de noche, iban sobrevolando un gran valle perdido entre montañas, repleto de árboles tropicales y muy coloridos, entre el follaje se podían ver luces, como si de las ramas los arboles brotaran frutas luminosas.

La chica había estado ayudando al Ezarel a encontrar la ruta para llegar hasta el templo. Ella sabía que debía estar en algún lugar, lo sentía cada vez que miraba directo al horizonte donde algo en su pecho le decía que ese era el lugar correcto. Eran hipnotizaste.

El viaje por otro lado, era algo agotador, debían revisar constantemente que el barco no se saliera de la ruta, después de todo iban a un lugar que ninguno conocía, solo eran guiados por el instinto de Gardienne. El elfo se cuestionaba a cada segundo si valía la pena hacer ese viaje, pero cada vez que veía a la oji violeta mirar aquel punto fijo que parecían estar persiguiendo, le daba la impresión de reanimarse para continuar.

Ya muy entrada la noche, Ezarel se permitió sentarse en un rincón de la toldilla del barco, donde comenzó a serrar lentamente los ojos. Gardienne solo se quedó mirando las estrellas, sabía que estaban cerca. La briza era fresca y le revolvía el cabello constantemente, miró hacia abajo donde se encontraban titilando aquellas luces entre los árboles. Se sintió hipnotizada por ellas unos segundos, parecían moverse como si bailaran unas con otras, y se hacían más grandes.

-Ez... mira esto.- lo llamó jalando la tela de su chaqueta sin quitar la vista de esas luces.

Él se sobresaltó un poco, y se levantó negando con la cabeza, quejándose internamente de su esposa que no lo dejaba en paz ni un momento. Miró en la dirección en que ella veía con tanta fascinación. Pero para él no fue nada fascinante, automáticamente frunció el ceño para poder ver mejor, y agudizó sus ojos haciéndolos brillar.

La chica estaba con la vista casi perdida viendo aquellas lindas luces. Se habría quedado embelesada viéndolas por un largo rato, pero no contaba con que el elfo la tomaría del brazo llevándola hasta el timón.

En ese momento sintió algo de temor, como si tuviera que huir de algo rápido. Tal vez fue la reacción del elfo, que había sido algo brusca.

-¿Qué pasa?- lo vio esperando respuesta.

Él no le hizo caso y comenzó a dar órdenes.

-Sujeta esto.- dijo poniendo la mano de la chica sobre una de las palancas.- Yo subiré hasta ahí- dijo apuntando la punta del mástil mayor.- Cuando sople el viento, quiero que muevas esto hacia arriba.- le dijo haciendo una seña hacia otra gran palanca. Seguro necesitaría cargar toso su peso para poder moverla.

Ella solo había seguido con la mirada todo lo que él le había señalado, todavía sin entender. Lo miró al rostro, esperando que le respondiera a su pregunta, pero él se dio media vuelta precipitándose hasta el mástil escalándolo con mucha facilidad y rapidez.

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