Capitulo 15: Ausente

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Oscuridad.

Frío.

Se sentía ligera, como si flotara. Como si una suave corriente la llevara. Trató de moverse con lentitud y abrió los ojos. No podía ver nada, mientras una fuerte presión en el pecho hacía contraste con la ligereza que le sostenía el cuerpo.

Estaba sumergida en la profundidad del agua. ¿Por qué no le avisaron donde iría a parar? Creyó que esto de ser inmortal sería más simple, como tomar una poción en un lugar específico y ya. Esto no era lo que esperaba.

Se dio cuenta de que no podía respirar. De hecho, su cuerpo ni si quiera era capaz de hacer el intento por introducir o sacar el aire de sus pulmones. Aún estaba aletargada cuando vio por el rabillo del ojo una sobra color azul marino pasearse alrededor de ella. Levantó la vista para ver, pero no encontró nada.

Comenzó a nadar por aquél lugar, sintiendo aquella presión en su pecho constantemente. Topó con lo que podría ser una pared y la palpó, era rugoso como la piedra, pero se sentía más blando.

Sintió el movimiento del agua detrás de ella, indicándole que había algo justo detrás. Sintió un escalofrío atravesarle el cuerpo completo e instintivamente comenzó a nadar frenéticamente en línea recta, sin dejar de tocar aquella pared. Sabía que aquella cosa la seguía, era como tener que andar con una espada apuntándole la espalda. Notó que las paredes se encogían y llegó hasta una gruta sin salida.

Palpó la pared con pánico, buscando alguna fisura, sentía el sonido de aquella cosa acercándose. Cada vez más cerca. Mientras tocaba la extraña pared sintió un cosquilleo en el rostro como si algo muy pequeño la acariciara, ignorando el susto que tubo ante esto, comenzó a buscar de donde venía. La garganta y toda su vía respiratoria le estaba apretando, como si se estuviera ahogando en el agua. El pecho le saltaba, cuando sintió varias burbujas salir de un agujero del tamaño de su puño, que estaba ubicado a sus pies. Se abalanzó sobre este quedando de cabeza y se sujetó de los pliegues de la gruta. Apenas podía ver su mano en la entrada del agujero.

Aquella cosa que la perseguía estaba a su lado, se enredó en su tobillo y comenzó a deslizarse por su pierna suavemente. Se sentía aún más frío y viscoso que el agua que la estaba atrapando. Se desesperó y comenzó a patalear para quitárselo, sin lograrlo, el pánico la hacía sentir aún más opresión.

Aun así, hizo el esfuerzo de ignorarlo y metió su mano en el lugar de donde venían las burbujas y la adentró hasta que su brazo completo llegó hasta el fondo, pegando su mejilla contra la pared que ahora se sentía más bien como si fuera la enorme raíz de un árbol.

La sombra estaba enredándose en ese momento en su cintura, inmovilizándola. "Tengo que lograrlo" se repetía mentalmente, sintiéndose cada vez más ahogada, mientras alcanzaba una especie de gancho dentro del agujero y lo jaló. Este cedió y comenzó salir por sí solo rápidamente. La sombra se alejó como si estuviera huyendo, por su parte el agujero se hacía más y más grande, se vio algo de luz y puedo ver que se encontraba en una gruta de raíces, las cuales la envolvieron sacándola del agua y dejándola respirar por fin. Tomó una gran bocanada de aire, sin abrir los ojos y calló de golpe con la cara contra el piso.



Habían pasado 3 días desde que habían cerrado la puerta de aquella sala donde dejaron a su esposa. No hacía falta recalcar que estaba de los nervios, lo estaba desde el momento en que tuvieron que dejarla encerrada al finalizar el ritual. Artemis dijo que no había más que hacer, que el resto corría por cuenta de Gardienne. Y mientras tanto no podían volver a abrir esa puerta.

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