Capitulo 11: Camino

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-Recuerda escribirme más a menudo.- le recordó Lilya antes despedirse de Ezarel.

-Está bien.- dijo en un tono monótono, mientras tomaba sus cosas para salir de la casa.

-Más te vale.- añadió- Si no lo haces, iré hasta allá y me quedaré un año entero.- amenazó cruzándose de brazos.

Él fingió una cara de espanto, no era que no le tuviera aprecio, pero era suficiente con verla por una semana completa. En especial ahora que estaba casado, no dejaba de fastidiar.

Ella al parecer no puso atención al gesto horrorizado de su hijo adoptivo y fue directo donde estaba Gardienne, que estaba terminando de bajar las escaleras.

-Qué linda estas hoy.- dijo con cierta sorpresa en la voz.

-Ah... Gracias.- le sonrió ligeramente sonrojada. Sus halagos siempre sonaban tan honestos que la llegaban a sorprender.

Lilya puso una de sus manos acariciando la meguilla de la chica, como quien acaricia a una niña.

-Estas deslumbrante.- dijo fijándose en el ligero resplandor que parecía salir de la piel de la chica.

-Ok... basta ya.- Ezarel interrumpió.- Tenemos que irnos.

Se paró cerca de las chicas, como si con solo ese gesto dijera "Ya muévanse rápido". De todas formas dio resultado. La peli rosa abrazó a la chica tiernamente y luego se abalanzó sobre Ezarel. A lo que automáticamente se puso tenso y blanqueó los ojos antes de devolverle el abrazo.

-¿Qué estuvieron haciendo anoche?- dijo Lilya en voz baja para que solo él la escuchara.

Él no dijo nada, pero sintió sus orejas ponerse rojas y de seguro la peli rosa se estaba riendo con picardía ante lo que había dicho. Luego de eso, se separaron y ella le revolvió el cabello, poniéndose ligeramente de puntitas para alcanzarlo. Él solo gruñó y salió de la casa en compañía de Gardienne, mientras Lilya le gritaba un par de recordatorios cuando ya estaban caminando por la calle.


 Se dirigían a la posada donde se estaba quedando Nevra, él se iría en dos días de la isla, ya que producto del... incidente, el vampiro tenía que cumplir con las gestiones de esa misión.

-¿Qué hacen aquí tan temprano?- preguntó el peli negro cuando los vio. Y disimulada mente, chequeo que ambos llevaban su equipaje. Ocurría algo.

-Solo vine a entregarte esto.- dijo el elfo entregándole un sobre sellado.- Es para Miiko.

Su amigo lo vio sorprendido. ¿Qué pretendía ese pitufo orejón?

-¿Y dónde van ahora?- alzó una ceja viéndolos a ambos, mientras tocaba con sus dedos los relieves del sello que tenía en sus manos- ¿Terminaran la Luna de Miel en otro lugar?- dijo alzando ahora ambas cejas de una manera sugerente. Solo él sabía las cosas pervertidas que se estaba imaginando.

Ambos se quedaron callados unos segundos procesando las insinuaciones del vampiro.

Gardienne solo se sonrojó un poco al comprenderlo y frunció el ceño ante el comentario. No era problema suyo si ellos decidían "coger" en ese o algún otro lugar.

-Agh... eso no te importa.- la voz del elfo sonaba algo seria- Miiko te dirá todo cuando le des mi mensaje. Pero, aun así necesito tu ayuda.- cambio el tema, sería mejor no darle indicios de que hablar de aquello le incomodaba.

El vampiro por su parte, se cruzó de brazos con suficiencia.

-Ezarel me acompañará al templo de Artemis.- le explicó la chica captando su atención- Necesito hablar con ella.- dijo dirigiendo su mirada hacia su esposo que se veía concentrado mirando un punto fijo, como si estuviera ideado un plan.

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