[Finalizado] El Mundo Mágico oculta un asesino.

C: 1

Después de analizarlo bastante, he decidido publicar la segunda parte de HOGWARTS OCULTA UN CHISMOSO. Claramente no será como la primera parte, dado que los personajes ya son adultos, no están en Hogwarts y la situación es, obviamente, más seria (al menos espero alcanzar esa sensación en esta nueva aventura xD). Si no han leído su antecesora pueden hacerlo, tal vez, sólo para que conozcan sus personajes principales, sus actitudes, etc. El hilo de este fanfic no estará del todo conectada con la anterior así que no se preocupen 😊✋.

Advertencia: Los ambientes, hechizos, el mundo de Harry Potter y quizá, algunos personajes que no sean de mi invención, no son de mi propiedad sino de la grandiosa y extraordinaria J.K Rowling.

Advertencia 2: Este fanfic contiene posiblemente algo de violencia, agresión, vocabulario inadecuado; es sin ánimos de lucro; di «NO AL PLAGIO».

AHORA SÍ, A LEER MIS JOYAS 😚😚😚😚

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Londres Muggle.

Nombre: Gregorie Hansing.
Edad: 3 años.
Padres: Vladimir y Norberta Hansing.
Fecha de nacimiento: 3 de febrero 2002.
Estado: Muerto.

Londres Mágico.

Nombre: Luke Kurtis.
Edad: 6 años.
Padres: Amanda Kurtis.
Fecha de nacimiento: 3 de febrero 2002.
Estado: Muerto.

Soltó algunos de los tantos expedientes sobre su escritorio y pasó sus manos por su rostro intentando borrar los oscuros tonos del cansancio. Aquellos casos lo estaban volviendo loco, completamente loco. Suponía que su manía por hacer todo a la perfección estaba haciendo mella en su salud. ¿Pero quién no perdería la cabeza con la magnitud de aquella misión? No era sólo un estafador, no era un simple asesino. Aquello no era un crimen por ajustes de cuentas. Era grave, era atroz... Llevaba tres meses persiguiendo a alguien que parecía no existir y a ello se le sumaba una nueva víctima por cada fallo que tenía.

—¿Sigues aquí? —la voz de su compañero lo sacó abruptamente de su letargo y soltó un bufido mientras se giraba hacia él en su silla giratoria.

—¿Adónde más podría ir? —este le lanzó un paquete y Derek lo atrapó en el aire. Lo miró con una de sus cejas alzada y esperó una explicación —. ¿Qué es esto?

—Tu desayuno. Imaginé que no regresarías a casa —se sentó frente a él y sacó un sándwich de pavo de su lonchera —, así que le pedí a Mary que te hiciera uno extra. De nada.

—No era necesario, Desenger —éste se encogió de hombros y fijó su mirada en la pizarra. Habían fotografías de las víctimas; niños, cuerpos de niños inocentes en condiciones desfavorables. Algunos mapas aquí y allá, una que otra hipótesis en papeles de colores, signos, demasiados signos de interrogación y líneas rojas conectándose no siempre de manera clara. Había trabajado en ella toda la noche sin encontrar un punto clave, posiblemente aquello era lo que lo tenía furioso, quizá, desesperado; necesitaba respuesta y no las tenía —. Esto se nos está yendo de las manos y no tenemos mucho tiempo para esclarecer este caso.

—Paciencia, compañero el maldito no podrá ser invisible por siempre.

—Estás muy seguro de eso últimamente.

—Sólo digamos que mi esposa me contagió su fe, Wilson. Espera y verás —dijo antes de volver a morder su sándwich —, tal vez, hoy sea el maldito día.

Su conversación quedó en el aire cuando la puerta de la pequeña oficina se abrió con violencia. Una bruja de cabello rojo fuego ingresó apenas con aliento y un par de papeles ya arrugados en sus manos.

—¿Qué demonios, Greta?

—Tenemos... Tenemos pruebas, muchachos.

—¿Qué?

~©~

La música clásica, el aroma a flores silvestres y un tarareo suave resonaba en el ordenado invernadero de los terrenos de la familia Dorian. Todo estaba perfectamente en su lugar, como si lo hubieran previamente medido con una cinta métrica; brillaba, incluso, las hojas de las distintas especies de plantas exhibidas en los grandes mesones de madera y todo, absolutamente todo, olía a desinfectante con tonos dulces de rosas. Besar el suelo, seguramente, no sería un riesgo para la humanidad.

Siguió con su andar sereno hasta el último rincón del invernadero. Su túnica color ámbar y aterciopelada ondeaba detrás de ella y sus zapatos provocaban ese particular sonido de tacones femeninos. Lejos habían quedado para Mia Brandon, los vestigios de la niñez y habían sido reemplazados por las finas pinceladas de la adultez. Una bruja hermosa, presidente de un pequeño equipo de Quidditch, posiblemente con sueños más que realizados.

—Ya me preguntaba cuándo aparecerías por aquí —Mia rio divertida.

—Este lugar da miedo —la muchacha frente a ella rodó los ojos sin dejar de acomodar una pequeña mandrágora en su maseta —. Entonces, ¿ya lo pensaste?

—No puedo, Mia —murmuró sacando su varita de su mandil para apagar la música y girarse hacia ella —. Tengo trabajo, demasiado trabajo que terminar.

—Excusas —canturreó sentándose en un taburete —. Si sigues así, te quedarás soltera para toda la vida, Lilian.

—Alguien llegará, no te preocupes —palmeó su hombro sonriéndole con buen humor —. Además, estoy bien así —extendió sus brazos en el aire —, no necesito nada ni a nadie más en mi vida. Por supuesto, románticamente hablando —añadió al ver la expresión ofendida de su mejor amiga.

—Que triste que sólo te guste estar rodeada de plantas que apenas se mueven —miró sus uñas y luego a Lilian que comenzaba a ordenar su lugar de trabajo —, muy triste.

En ello, por una de las ventilas abiertas del techo vidriado ingresó una pequeña lechuza, revoloteó por encima de a base hasta que finalmente, aterrizó de forma grácil sobre su mesa, dejando los sobres y al El Profeta en un costado. Lilian se apresuró a tomar las cartas.

—Son de mis abuelos —murmuró sacando unas golosinas de su mandil para el ave —. Gracias, Nébula —la lechuza movió sus alas completamente alagada por su dueña. Mia por otro lado había tomado a El Profeta en cuanto ella se tomaba  el tiempo de abrirla carta de su aabuel. Después de una lectura rápida dejó escapar un suspiro cargado de incertidumbre —, parece que algo está sucediendo en Escocia.

—Y aquí también —respondió la bruja tendiéndole el diario.

"Nuevos y tormentosos días oscuros atraviesan al Mundo Mágico.

Ya son doce niños los asesinados en los últimos meses,
entre ellos el hijo de un ministro muggle.
Aunque se asegura que se está llevando una profunda
investigación, aún no se ha encontrado al culpable de tales atrocidades.

¿Cuánto más debemos esperar?

¿Caminar por las calles ya no es seguro?

¿Debemos temer?

Sin ánimos de alentar al miedo, dama y caballero,
protejan a sus pequeños hijos a toda costa.
Al menos hasta que Ministerio de Magia se digne a dar noticias
al respecto, no los deje salir de casa..."