Capítulo 13

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«Lindsay», apareció en la pantalla de mi móvil cuando comenzó a vibrar. Dejé la guitarra a un lado para poder coger el aparato y acepté la llamada.

—¿Sí?

—¿Estás listo para mañana? —dijo Lindsay energéticamente al otro lado de la línea.

—¿Mañana?

—Mierda —masculló—. Se me olvidó contártelo, mañana es la boda.

Solté una débil carcajada, no sabía como no me había esperado algo así de su parte.

—¿Hay algún contratiempo? —preguntó preocupada.

Pensé en mis planes para mañana y no recordé nada que me impidiese ir.

—… No, no realmente.

—¡Genial! —gritó emocionada provocando que mi tímpano estallase. Alejé un segundo el móvil de mi oreja y lo volví a acercar—. ¿Entonces te pasas por mi casa a las nueve?

—Claro, sin problemas.

—Entonces hasta mañana.

—Allí estaré, hasta mañana.

Colgué sonriendo como un estúpido a la pared y volví a jugar con la guitarra tocando un par de acordes.

Ajusté bien mi corbata frente al espejo y bajé las escaleras.

—¡Mira que guapo está! —dijo mi madre sacando a rastras a mi padre de la cocina.

Los dos se quedaron pasmados observándome mientras esbozaban una gran sonrisa como si fuese un cervatillo que se estuviese poniendo de pie por primera vez. Yo reí y me acerqué a ellos.

—¿Tienes bien metida la camisa? —cuestionó mi madre.

—¿Y la corbata bien puesta? —también preguntó mi padre.

—Estoy bien —aclaré—. Me tengo que ir ya o llegaré tarde.

—Por supuesto, vete, vete —dijo mi madre empujándome hasta la puerta—. No llegues muy tarde, ¿de acuerdo?

Asentí.

—¡Pásalo bien! —dijeron ambos antes de que me subiese al coche.

Una vez llegué a la casa de Lindsay ella me estaba esperando sentada en el banco que había enfrente del edificio.

Al ver mi coche parar enfrente suya se puso de pie rápidamente. Entonces pude observarla mejor; llevaba un vestido color melocotón, un collar y un brazalete a cojunto de color dorado y unos tacones que le hacía parecer casi tan alta como yo. Quedé hipnotizado con sus movimientos durante unos segundos pero cuando entró en el coche volví a mi ser.

—Woah, estás impresionante —dije.

Ella sonrió feliz y se recogió detrás de la oreja un mechón que poco después volvió al mismo sitio.

—Un capricho al año no hace daño, ¿verdad? —bromeó abrochando el cinturón de seguridad.

Asentí dándole la razón.

—Aunque creo que eso tú ya lo sabías —señaló inspeccionándome de arriba a abajo—. Estás increíble, Shawn.

Esta vez sonreí yo halagado.

Conduje hasta el sitio donde se celebraba la boda escuchando las indicaciones de Lindsay. En casi todas las rotondas tuvimos que dar un par de vueltas porque ella no sabía qué salida era la correcta. «Esta tecnología es una mierda, debería haber nacido antes de que existiera» se respaldaba cuando me reía de ella provocando únicamente que mis carcajadas incrementaran.

Heartbreaker || Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora