Segunda Semana.

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La primera fue todo un éxito en cuestión de conocerse, y aunque los primeros días fueron un poco incómodos para Yoongi, en los demás se fue desenvolviendo mas rápido de lo que Seungyoon imagino. Todo empezó desde la caminata, se esforzaba para no verla como su psicóloga desde entonces, la conversación había tomado un rumbo diferente del que se esperaba y aquello le agrado en sobremanera.
Podía sobrellevar esto, podía hacerlo sin excusas, sin ningún tipo de problema.

Después vino la película y la ida al restaurante, en estos dos ambos tuvieron un encuentro cercano y agradable. La fotografía fue todo un desafío para Yoongi pero fue uno que superó de repente, las ganas salieron cuando la vio a ella sonreir y solo quiso probar cómo se vería aquel gesto si él se le  unía. Las cortas pero profundas conversaciones que entablaban de vez en cuando, eran en ambientes amenos y cada uno se sentía tranquilo al expresarse libremente. Todo marchaba de maravilla.

—La primera semana se pasó volando— Kim le habló— Quiero preguntarte como te sentiste.

Yoongi dejó de leer su libro y se concentró en mirarle.

—Bien. Admito que pensé que sería una locura...y no creí que soportaría tu presencia, pero ahora ves—sonrió— Ya vamos por la segunda y sigues aquí.

—Y todo es gracias a ti y a esa fuerza de voluntad que llevas dentro. Eres un hombre muy valioso Yoongi, sé que no lo ves, pero lo eres.

Seungyoon se acercó a él, sentándose a su lado.

—Eres muy fuerte, no estuve desde el principio pero sé muy bien por todo lo que pasaste, todo lo que aguantaste y todo el sufrimiento que guardaste para ti. Pero lo has hecho muy bien, no te rendiste y déjame decirte que estoy orgullosa de ti. Te aferraste a la vida y te prometo que te ayudaré a encontrar una salida. Lo haré hasta cansarme, lo haré hasta que mi boca se seque de tanto aconsejarte, hasta que mis manos sangren de tanto atajar el cuchillo, no exagero Yoongi, te quiero vivo.

Él no despegó su vista de ella, le entró un arrebato en el que quiso abrazarla, pero se arrepintió y solo pudo susurrarle un gracias entrecortado. Había escuchado muy bien, Seungyoon le había dicho todo lo que alguna vez quiso oír de alguien. Pensó que exigía demasiado al pedir escuchar algo así, pero Dios le respondio enviándole a esta especie de ángel.

Se levantó un poco aturdido y el mesón de la cocina fue su muleta. Sus palabras le afectaron de una buena manera y ella lo notó.

—Está bien, Yoongi, está bien sentirse así.

—Soy muy débil— murmuró.

—No eres débil, tu...-

—Mi mente—la interrumpió— Mi mente es débil. Puedo dejarme llevar fácilmente, y cualquier momento sería perfecto para acabarme.

Seungyoon negó con la cabeza.

—Mira hasta donde has llegado, ¿crees que alguien mentalmente débil hubiera sido capaz de llegar hasta aquí? ¿Ah? Mira los pasos que has avanzado, solo observa a tu alrededor y mira todo lo que has conseguido tu solo. Tú, Yoongi, no quieres morir, y lo supe en el instante en que devolviste la llamada. No quieres rendirte, y yo tampoco quiero que lo hagas.

Yoongi agachó su mirada. Pero Seungyoon lo obligó a mirarle levantando su barbilla.

—Tu mente es tuya, y eres capaz de controlarla. Así que hazlo, ¿me escuchas, verdad? Min Yoongi, estoy hablándote a ti.

Él ladeó su cabeza, las lágrimas se asomaron y no quería que Seungyoon lo viera. Pero ella había visto de todo y no había nada que le sorprendiera.

—Y si Min Yoongi no puede solo, Jungkook y Hoseok estarán. Y si tu enfermedad te quiere ver en las ruinas, de allí Eunwha y Seungyoon te sacarán. No estás solo, nunca lo estuviste, nunca lo estarás.
Así que te pido, por favor,
que no sueltes mi mano, porque yo no pienso soltar la tuya.

Three Weeks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora