Primera Semana. (I-5)

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Yoongi seguía sintiéndose inconforme y no colaboraba en nada, sentado en su sillón mientras su madre era la encargada de organizar su sala. Miraba todo atento, no quería que dañara o tocara algo preciado y si lo hacia desde su cómodo asiento le gritaba que así lo dejará.

-¿Como quedaste con ella?- Eunwha le preguntó mientras acomodaba los libros devuelta en la estantería-¿A que horas vendrá? ¿Como te sientes respecto a esto, Yoongi?

-A las 12 vendrá, quiere empezar la tarde aquí.-el pelinegro se cruzó de piernas -Sigo sin creer lo que hice, de verdad no sé como haré para soportar la presencia de alguien que no seas tu, madre.

Ella se sintió alagada. Pero Yoongi necesitaba amigos, necesitaba conocer a personas y traer de vuelta a su vida aquellas que apartó para que no salieran lastimadas. Sus dos mejores amigos le extrañaban, llamaban a Eunwha a escondidas para preguntarle el estado de Yoongi cada día, el tenía personas a quienes les importaba, pero, valga la redundancia, a él parecía no interesarle.

-Si quieres puedo quedarme hoy también y hacer que el ambiente no se tan incómodo.-le sonrió.

-No, madre, no te preocupes. Tendré todo bajo control.

-Esta bien-ella se quitó el delantal, dando por terminada su tarea-Entonces, vendré cuando las tres semanas hayan acabado, pero te llamaré de vez en cuando, ¿de acuerdo?-se acercó y peinó los cabellos rebeldes de su hijo-Cuídate mucho y no seas tan duro con ella, ¿si?-él cerró sus ojos, trataré- Te amo, Yoongi.

Beso su frente y lo abrazo con fuerza. Él rodeo la cintura de su madre y correspondió a su apretón con mucha más firmeza.

-Yo te amo más, madre.

La despidió en la puerta y la cerró cuando se aseguró de que bajara las escaleras. Se asomo por su ventana y de allí no se movió hasta verla subir al taxi. Amaba a su madre, mucho más que a sí mismo. Cerró su cortina y se tomó el tiempo de ver con detenimiento su alrededor, el toque femenino le hacia falta y aunque no era una persona desordenada, su enfermedad y su trabajo consumían todo de él. Suspiro con fuerza y sin ansias, sin impaciencia, espero a que su guía tocara la puerta.

Tomo una siesta de 30 minutos y su alarma fueron los tres golpes hacia ella. Se levantó aturdido y sacudió su cabeza. ¿Qué hora era? Miró su reloj de muñeca. 12:45. Él frunció su ceño, no era tan puntual como creía. Se miro al espejo, acomodo su camisa y se peinó sin interés. Daba igual si se esforzaba en verse bien, siempre lucía igual.

Abrió la puerta, Kim se encontraba de pie, sonriente, curiosa por conocer la vida de uno más de sus pacientes. De sus manos colgaba su cartera y atrás de ella se encontraba escondida su maleta. Se veía diferente, no parecía la misma chica, quizá era por su bata o porque ayer no se dio la oportunidad de observarle debidamente. Yoongi seguía sin creerlo, pero esto iba enserio.

-Buen día, Yoongi.

Él trago saliva.

-Buen día.

Pero su trago no sirvió para que su saludo no sonara tan seco.

-¿Como estas? ¿Como te sientes?

-Bien...pero, adelante.

Se hizo a un lado y la dejo pasar cuando se dio cuenta de que estaban por iniciar una conversación en la puerta de su departamento. Le ayudó con la pesada maleta y cerro su puerta antes de que alguno de sus impertinentes vecinos se diera cuenta.

-Es muy acogedor.-ella se giró a mirarle. Él se quedo de pie sin saber que decirle. De pronto se sintió pequeño al lado de aquella mujer.-Yoongi...

Le llamó y él parpadeó enseguida.

Three Weeks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora