II-18

1K 124 15
                                    

Cuando la melodía cesó, Yoongi dió un largo suspiro y estiró sus dedos encima de las teclas, cuanto añoraba tocar en este viejo piano. Dentro de sí se movía algo cada vez que tocaba, pero ese algo se emocionaba mucho más cuando de este se trataba.

Fue su primer piano real, y lo real era porque constantemente recibía pianos de juguete, su madre se los regalaba porque aún no estaba segura de si Yoongi podría cargar con la responsabilidad de cuidar un bello instrumento como aquél, pero parecía desconocer a su hijo, Yoongi nunca daño ningún juguete y si lo hacía, él mismo se las ingeniaba para repararlo.

Han Yeonhee fue quién se dió cuenta de ello, la pasión por el piano venía de su abuelo y no podía cortar ese lazo que lo unia con la música, estaba en su sangre, era de familia. Entonces; ¿por qué no hacer que lo descubriera desde pequeño? ¿Por qué no dejar que su primer amor fuese un instrumento? Qué hablara a través de él. Que traspasara barreras con el sonar de una sola tecla.

Fue desde allí que el piano se convirtió en su todo, su amigo, su confidente, aquel que lo entendía y al que acudía cuando se sentía terriblemente mal. Algunos tienen mascotas, perros, gatos, y hasta reptiles a quienes consideran parte de su vida y familia, que los consienten, les hablan de su mal día, y le compran accesorios, bueno, pasaba lo mismo pero con Yoongi y su piano.

Tanto era su agradecimiento que le escribió una canción al héroe inanimado que muchas veces lo había salvado.

Cuando la melodía terminó, le echo un vistazo a Kim. Ella seguía con los ojos cerrados meneando su cabeza con el compás que había grabado en su mente, al darse cuenta de que ya no oía el bello sonido, se detuvo y cuál fue su sorpresa al abrir sus ojos y encontrarse con los de Yoongi, quien la miraba fijamente. Sonrieron mutuamente y lo único que pudo detener ese duelo de miradas, fue la voz de Yeonhee pidiendo por más jugo de naranja. Seungyoon fue al llamado y llenó su vaso avergonzada.

—No se lo que estaban haciendo— La abuela comento— pero espero que no se hayan besado aprovechando que no puedo ver.

Yoongi echó a reírse y Seungyoon bajo la mirada escondiendo una sonrisa.

—Abuela, no hicimos nada, no digas esas cosas.

—¿Y por qué no lo hicieron?— pregunto con voz chillona— Son unos tontos.

Tontos o no, ninguno había llegado al grado de pensar en querer besar al otro. Se sentaron junto a Yeonhee, dejándola en la mitad de ambos.

—Había olvidado lo bien que tocas, mi Suga.—Comento con una gran sonrisa—¿Que opinas tú, Seungyoon?

—Toca excelente, la melodía quedó sonando en mi cabeza—le sonrió a Yoongi— ¿La tenías hecha ya?

—La inventé— Kim sonrió— Pensé en todo lo que ha pasado últimamente, pensé en mi niñez, lo feliz que era antes y lo cercano que estoy a eso ahora.

Explicó mientras no despegaba su vista de Kim.

—De allí salió esto.

—No mientas y di que te inspiraste en Seungyoon— Yeonhee comento en broma.

—Abuela, por favor...

Yoongi se quejó y Yeonhee dió una leve carcajada.

—Es broma mi niño, se qué sacas inspiración de cosas pequeñas pero significativas.— tanteo hasta encontrar su brazo.—Eres la luz de estos ojos ya ciegos, ¿Lo sabías?

El comentario lo estremeció e hizo que se agachara de nuevo ante ella.

—Te amo abuela, mucho más de lo que piensas.

Three Weeks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora