II-16

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Decidieron no dormir esa noche, porque de todas formas no iban a poder hacerlo. Se quedaron despiertos observando el techo, quizás si pensaban en lo oscuro de la madera podrían olvidar lo sucedido hace unas horas. Pero, ¿Cómo iban hacerlo? Si los protagonistas de aquel suceso se encontraban acostados en la misma cama, separados solamente por una delgada sabana.

—¿Te encuentras mejor?

Kim le pregunto girando su cabeza en su dirección. Yoongi cerró sus ojos y suspiro profundamente.

—Si, estoy mucho mejor.

El suspiro le ayudo a no decir otra tontería.

—Gracias, Seungyoon.

A las 3 de la mañana, Kim seguía sin poder conciliar el sueño, tal vez era porque no estaba sola durmiendo en su cama y la posición de su compañero no le ayudaba mucho. Al parecer el cuerpo de Yoongi se acostumbró a dormir solo, tanto, que la tenía en la punta de la cama. Se levantó de ésta y se sentó en el borde, suspiro profundamente y volteó a mirarlo, dormía plácidamente, como un bebé parecía que nada podría interrumpir su siesta. Le sonrió, sentía algo por él, un aprecio que se acercaba al querer, y esto era algo que no había sentido por nadie desde que Sooyun falleció.

A sus anteriores pacientes les tenía empatía y todavía seguía en contacto con ellos, pero con Yoongi, sentía que iba a tener contacto todos los días de su vida.

Lo arropó con cuidado y se puso de pie. Al hacerlo, un destello llamo su atención, se inclinó para ver lo que era y después, agachó su cabeza.

—No lo volverás hacer, Yoongi.

Susurró para sí y arrastró la navaja. La tomó en sus manos y salió de su habitación sin despertarlo. Se recostó en la pared de madera y palmeo el afilado metal en la palma de su mano, muchas de estás recogió en su historial y todas habían terminado fundidas en pequeños detalles para cada uno de los que ayudó. Convertía los objetos con los que se lastimaban en bellas piezas de algo que ellos amaran. Penso en que hacerle a Yoongi y mientras las ideas recorrían su mente, el sueño se hizo presente.

El cansancio llegó acompañado de un gran bostezo que dejó sus ojos llorosos. Kim camino hacia su alcoba y sin más, guardó la navaja en su bolsa y cayó rendida ante la suave colcha.

La noche nunca le pareció tan corta, de 3 AM a 8 AM fue su siesta, solo 6 horas en las que no pudo dormir como se debía. Pero se levantó como si hubiera tenido una excelente noche, sabiendo que en la tarde el sueño le caería encima en cualquier momento. Se levantó rápidamente de la cama por un estruendo en la cocina que le alarmó, una fuerte maldición fue la que la hizo salir sin siquiera voltear a mirarse en el espejo.

—¡¿Que sucedió?!

Yoongi se encontraba agachado recogiendo los vidrios rotos de lo que parecía ser una taza. Levantó su cabeza y se le escapó una sonrisa al verla en su estado.

—Nada importante, Kim, solo se me soltó el vaso cuando estaba por servir el café.

Se levantó y boto la taza rota en el cesto de basura.

—Me asustaste, Yoongi.

Se rasco la cabeza desordenando más su cabello.

—Lo siento—la miró fijamente— ¿Dormiste bien?

La somnolienta Seungyoon hizo una mueca.

—Masomenos.

El asintió, cuando despertó y no la vio, se asustó un poco y cuando se levantó para verla tirada en la cama sin arroparse y sin acomodarse como debía, se calmó. Había puesto todo de sí para levantar su peso y acomodarla con cuidado al mismo tiempo en que la arropaba.

Three Weeks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora