III - 22

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Kim lo abrazo, sin decirle nada, sin esperar a que terminara. Se abalanzó sobre él, rodeando su cintura, con su cabeza escuchando los latidos de su corazón, que van rápido, que golpetean su mejilla con fuerza.

Se le hizo un nudo en la garganta, Yoongi no podía estar diciendo aquello ahora, ahora que ya estaban a punto de despedirse, ahora que había avanzado tanto, Dios, no podía, no debía retroceder.

—Yoongi, cálmate... no digas esas cosas, hablemos de esto, por favor.

Le susurró, no supo con exactitud si le escuchó, porque simplemente se separó de ella y camino lentamente hacia su cuarto, pero Seungyoon no lo dejaría alejarse, esta vez no podía dejar que se dejará vencer por sus pensamientos, aquellos que se aprovechaban de su debilidad cuando estaba solo. Lo detuvo por el brazo, y lo miró, con solo una mirada le rogó que no se fuera y él lo entendió. Se dejó guiar por Kim, se rindió ante sus delgados brazos, parecía un niño y como tal se dejó regañar.

—Tienes los ojos más bellos que he visto en mi vida.

Pero Kim hizo todo lo contrario y junto a él se sentó en el suelo.

Yoongi, frunció su ceño en medio de su tristeza.

—¿Qué has dicho?— le pregunto en un susurro.

—Se que escuchaste bien, Yoongi— se rió— Eso es algo que también me gusta de ti.

Trató de llenarlo de cosas buenas, nada de reclamos, eso lo empeoraría todo.

—Que escuchas atento a todas las cosas— con sus manos temblando de los nervios, agarro sus mejillas— Pero así como escuchas también olvidas— suspiro— ¿Acaso olvidaste todas las cosas buenas que hablamos? ¿Todos los pasos que habías avanzado? ¿Lo feliz que estabas por haberlo hecho? ¿Olvidaste lo bien que te sentías al hacer cosas que nunca pensaste hacer? Esa sensación tan rara que te hacía sentir lleno.

Él lo negó, y con el frío entumiendo sus manos, Kim alcanzó una manta y con ella se cubrieron los dos.

—Si, sé que no lo has hecho. Tan solo piensa en todo ello cuando quieras rendirte...piensa en lo que sentirían tu madre, tus amigos, tú mismo, piensa en lo decepcionado que estarías tú de ti mismo por haber buscado ayuda e irte antes de que ésta pudiera alcanzarte. Sería muy tonto...y Dios, Yoongi no importa cuántas veces lo intentes...yo no voy a dejarte, ¿lo entiendes? No voy a dejarte ir.

Terminaron por dormirse en medio del apartamento. La alfombra resulto ser más cómoda que el mismo colchón, y calor no les hizo falta, ambos cuerpos se brindaron todo el necesario. Kim se levantó primero, no importaron las ojeras por la falta de sueño, importó más que Yoongi no se hubiera ido de su lado. Pero allí estaba, de espaldas hacia ella, acurrucado en una posición bastante cómoda. Ella sonrió al verlo y pudo quedarse admirandolo todo el día, pero tenía cosas que hacer, como planear el día de mañana, por ejemplo. Ya mañana, no podía creer qué tan rápido había pasado el tiempo y quiso alargar más la semana para quedarse con él, pero no debía, no quería que la vida de Yoongi dependiera de ella, quería que él pudiese salir adelante sin necesidad de que ella se quedara, sin embargo hubo un error en el trascurso de los días, ambos habían dejado entrar a algo más que una simple visita, resulto valer más la estadía de Seungyoon que su propia ayuda.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí?— Yoongi le pregunto al descubrirle mirándolo.

Kim parpadeó.

—Llevo contando los segundos, esperando a que te levantaras.

Yoongi sonrió.

—Bueno, puedes parar ahora.

Ambos se rieron.

Three Weeks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora