XI

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Escuchar la canción donde crean que sea el momento ;)

Después de lo que le dije a Alec me levanté tímidamente del césped sin dejarlo modular palabra alguna y me dirigí a la sala.

Tomé mi teléfono y las pocas cosas que traía conmigo.

—¿Ya te vas?

—Debo irme. Pase mas días de los que esperaba aquí.

—¿No puedes quedarte aquí un día más?

—Lo lamento, no puedo.

—¿Crees que pueda ir a visitarte algún día?

—Claro. Pero tengo una idea. Dado a que me salvaste, en forma de agradecimiento te invito cordialmente a que pases unas semanas en mi castillo, ya qué me cuidaste y dejaste que me quedara en tu casa todos estos días en los que estuve inconsciente.

—¿Hablas en serio?

—Claro.

—Empacaré.

—Bien. Nos vemos en mi casa, una camioneta pasará por nosotros.

Cerré la puerta tras de mí y comencé a caminar hacía mi casa.

¿Porqué demonios lo había invitado? Sólo lo conocía hace días.

No lo sé, creo que me inspira confianza.

Además, él ha sido muy amable al salvarme, cuidar de mí y llevarme a su casa siendo una total desconocida. Así que ¿Porqué no?

Aún no puedo creer que casi muero ahogada. Ni siquiera recuerdo como llegué al lago.

Abrí la puerta y me adentré en la casa. Dejé las cosas en la mesa de entrada y puse mi teléfono a cargar.

Unos ruidos extraños provientes de la cocina se comenzarón a escuchar.

Sigilosamente caminé hacía dicho lugar, tome una cuchilla y temerosa me acerqué.

Grande fue mi alivió cuando vi a un hermoso y tierno perrito jugando con una manta.

Dejé el objeto a un lado y tomé al cachorro entre mis brazos.

Lamio mi cara en muestra de afecto. No traía collar.

Me permití analizarlo bien. Uno de sus ojos era azul, sin embargo, el otro era color avellana.

Algo me decía que debía conservarlo, y asi lo hice.

El nombre del pequeño sería Mirko. Significaba asegurador de paz, entre otros.

—Hola, Mirko. Ese será tu nombre pequeño, ¿Te gusta?

Jugué un poco con Mirko. Me agradaba su compañía y parecía que a él le agradaba la mía.

Medía hora más tarde tocarón la puerta.

—Pasa, Alec—. Dije desde la sala.

—¿Estás segura de que quieres que...?—. Hizo una pausa en cuanto vio a Mirko—. ¿Y este pequeño?¿Es tuyo?

—Lo encontré caminó aquí.

—Oh, es tan lindo—Habló acercándose a acariciarlo. En cuanto lo hizo, sin querer su mano rozó la mía. La aparte en cuanto esto sucedió—Bueno...

Sonó una bocina de camioneta. Ya habían venido por nosotros.

—¿Estás segura de que vaya contigo? Quiero decir, a mi me encantaría ir, pero recién me conoces y...

—Salvaste mi vida, siempre te estaré agradecida por eso.

—De acuerdo.

El chófer subió las maletas y nosotros nos montamos en la camioneta con Mirko en mis brazos, mientras este jugaba con Alec.

Reina De Cuervos I: Entre Dos Mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora