xiii. el mejor regalo 1/3

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Estoy casi segura que aun no ha amanecido cuando escucho el timbre de la puerta sonar. Maldigo el momento en que George fue al hipódromo. Si hay algo que detesto un domingo en la mañana es precisamente tener que despertar.  El timbre sigue sonando. Quien sea que esté detrás de la puerta es muy persistente.

  — ¡Ya voy! -grito con voz ronca. Desisto al tratar de encontrar mis pantuflas y voy descalza al recibidor. A través del mirador veo una cabellera castaña moviéndose de un lado a otro. Con curiosidad abro la puerta.

— ¡Qué clase de persona deja a sus invitados congelándose en la entrada! -Yuta empieza a exasperarse mientras entra al apartamento y voltea a mirarme- ¡Y ni siquiera estás vestida!

—  Buenos días también para ti Yuta -respondo sarcástica y con los brazos cruzados- ¿Por qué tan temprano?

— ¿Qué no sabes que día es hoy?

— ¿Día de molestar a tu mejor amiga? -camino hasta la cocina y pongo el agua a hervir.

— Me gusta el café con leche, de nada -Yuta se ve cómodo y empieza a ojear su celular- Y me gusta que uses lo de "mejor amiga"- me guiña un ojo.

— No si vienes cada domingo a estas horas- bostezo- ¿Entonces...?

— Te lo diré cuando estes vestida decentemente -me mira de arriba a abajo-. Rápido que no llegaremos.

— ¿A dónde?

No me responde y solo me empuja fuera obligándome a hacer lo que me ha dicho. Se me escapa otro bostezo. Sé que debo dar por perdido todo mi fin de semana. Solo hay algo que me mueve a revolver el armario en busca de algo más que un pijama de pollos; y es que una parte de mi subconsciente trata de recordarme algo que posiblemente esté dejando pasar por alto.

— ¡Pero si sigues igual! -Yuta mira con desaprobación mi conjunto.

— ¿Qué tiene de malo mi polo con dinosaurios?

— ¿Y todavía lo preguntas?

Yuta me mira divertido y no comprendo por qué. Este polo es uno de los mejores que tengo. Le devuelvo una mirada seria rogando que capte la señal de que no me cambiaré ni nada.

— Vale, vale -se rinde- Tú rawr ganas rawrr.

Luego de su incipiente broma nos ponemos en marcha a donde sea que nos lleve el destino, o mejor dicho, donde me guíe Yuta. El bus pasa por las tiendas concurridas de la plaza y entre la multitud veo a una cara conocida.

— ¡Hey!

Mark sube al autobús con unas grandes bolsas llenas de chuches. A duras penas logra sacar la tarjeta de estudiante.

— ¡Mark!

Esta vez gira a nuestra dirección. Sonríe y se deja caer sobre los asientos delanteros. Respira un poco y se dirige a Yuta.

— ¿Tú no deberías estar allá?

— Va para ti, niño -Yuta lo toma por los hombros- Debías llegar con eso antes que todos el mundo.

— Estaba decidiendo entre que marca de chocolate llevar - responde dudoso-. Taeyong puede ser algo...

— Shhh - Yuta lo calla-. Ya vamos a llegar.

Bajamos del autobús en donde resulta ser la mismísima casa de mi querido amigo Yuta.

— ¿Se puede saber qué planeas? -la paciencia se me está acabando- ¿Y por qué Mark tiene un montón de dulces ahí?

— ¿Qué? ¿No le dijiste? -Mark está iguak de confundido que yo -. Sabes, hoy es...

— Hoy es el día de que te cierres la boca Mark -Yuta sonríe y toca el timbre.

La casa está decorada con globos y serpentinas de diversos colores. Momoka y la señora Nakamoto caminan de un lado a otro con pasos rápidos y andan llevando platos de comida al comedor principal. En el centro se ve un pastel de cumpleaños.

— Rápido que Winko ya viene para acá con él -Yuta revisa algo en su celular y sale de la casa hacia quién sabe dónde. Sin saber qué hacer porque Mark empieza a unirse al alboroto que anda formándose, me acerco a Haru, quien se encuentra viendo Doraemon en la tele.

— ¡Nadia!

— Haru querida, ¿Quién es Winko?

— Esa me la sé ¡El novio de onii chan!

— ¿Es su cumpleaños?

— ¿No sabes el cumpleaños de tu hermano?

— ¿Eh?

— Kira, eres bonita pero algo tonta - Haru empieza a reírse-. Y nop. Es el cumple de Taeyong.

— ¿¡Eh!?

Se apagan las luces y escucho la voz de Yuta susurrar.

— ¡Al suelo! -todos eatamos agachados-. Diez segundos. Nueve, ocho , siete ¿Nadia dónde estás?

— ¿Por qué no me dijiste que era su cumpleaños? -susurro enojada.

— Shhh que arruinarás mi sorpresa.

— Seis, cinco, cuatro,...

— Oye ¿Quién es Winko?

— Tres,... -en medio de la oscuridad veo los ojos de Yuta fijarse en los míos-. Es mío.

— ¿Hablas de...?

— Dos, uno ¡Sorpresa!

En la entrada está mi hermano junto a Taeyong quien luce verdaderamente sorprendido. Mientras, trazo una línea con la mirada entre Yuta y Winwin. Ambos me la devuelven, pero ahora yo miro a Taeyong y éste a mí con una total mirada de confusión. Baja un poco los ojos y sonríe ¿Por qué? No importa. Ahora nada importa luego de ver esa sonrisa nuevamente. Un momento,...

¡Mi polo de dinosaurios!

dark eyes ➳ l.tDonde viven las historias. Descúbrelo ahora