Capítulo 8. Oro para la pelinaranja.

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— Maldito mocoso

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— Maldito mocoso. — murmuró Sanji con la mirada puesta en la sartén. Minutos después, miró de reojo a Daisuke que reía junto a la navegante. — Bastardo.

Le molestaba profundamente que Nami estuviera más tiempo con el pelinegro, por eso la expresión de su rostro no había cambiado desde días, pero siempre Robin fue la excepción. Gruñó. Sabía que si armaba un escándalo en la cocina mientras todos desayunaban tranquilamente, la pelinaranja no reaccionaría de buena manera, inclusive podía llegar a defender al niñato; arrugó su frente al imaginarse tal cosa.

— Eh, cejas pervertidas, más comida. — dijo Zoro de forma burlesca. Cuando se dio cuenta que el rubio se acercaba a él de forma amenazante con una cuchara, se levantó de la silla con los brazos cruzados en el pecho.

— ¿Qué has dicho, marimo?

— Lo que has escuchado, cocinero pervertido.

— Ya dejen de pelear los dos. — interrumpió Robin con una mueca.

— ¡Sí, Robin-swan! — gritó el cocinero mientras se aproximaba a la arqueóloga. Zoro rodó los ojos.

Nami miró de reojo la escena para después dejar escapar un suspiro. Era un día muy tranquilo para los mugiwaras, cosa que ella agradecía ya que la enseñanza de Daisuke todavía no había terminado; no quería que algún enemigo pirata o la marina apareciera. No faltaba mucho, solo unos cuantos días para que el pelinegro profundizara todo lo que le había enseñando con tanto entusiasmo.

—¡Sanji, más carne! ¡No quiero verduras! —gritó con los ojos cerrados el capitán. Daisuke dio un brinco en su sitio por el repentino grito que provocó el sombrero de paja. Su tenedor había caído en el suelo.

El cocinero hizo aparecer nuevamente una mueca, aunque no murmuró ningún insulto para su capitán que había interrumpido su momento romántico con la arqueóloga.

Usopp, ajeno a todo esto, miró al reno confundido. No sabía por qué Chopper se estaba comportando se esa forma, un poco distraído en lo que hacía. Sus patitas estaban en la mesa y su cabeza se encontraba encima de estas, suspirando en todo momento y viendo de reojo su comida, comida que todavía seguía en el plato. El doctor siempre comía la comida que preparaba Sanji, especialmente si era algodón de azúcar, así que era raro ver todavía varios pedazos de carne. Suspiró.

— Chopper... ¿te encuentras bien? — cuestionó el tirador al ver al doctor suspirar con séptima vez. Brook miró de reojo al reno.

Franky, al oír la pregunta de Usopp, miró directamente al sombrero de paja, después, levantó una ceja hacia la dirección de la navegante que se encontraba muy entretenida con Daisuke. Últimamente el capitán molestaba más de lo normal. Y es que la única respuesta que podía ser válida, sería que la persona que siempre lo regañaba por sus malcriadeces, ya no lo hacía tan seguido.

— Sí, lo estoy — respondió Chopper sin ganas.

Usopp y Brook no dieron crédito a su respuesta.

Los celos de Monkey D. Luffy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora