Capítulo 13. El poseedor de la fruta Kikō Kikō No Mi.

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— Lo siento, no debí dejarlos atrás

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— Lo siento, no debí dejarlos atrás. — habló Daisuke con la mirada baja, no era capaz de mirar a Nami, simplemente le avergonzaba un poco que esta la viera de esa forma, llorando de forma descontrolada y con los mocos afuera, aunque, no todo era su culpa, tenía miedo, miedo de perder a Nana. — De verdad lo lamento tanto.

— No te preocupes, estabas preocupado. — la navegante le apretó el hombro dando así entender que se tranquilizara. — ¿Te sientes bien ahora? — cuestionó un poco preocupada mirándolo fijamente.

— Sí. Ahora lo estoy.

Luffy, que se encontraba haciendo tonterías con Usopp y Franky, se dirigió a paso lento hasta estos dos. El tirador bufó aburrido. Sabía que el capitán quería la atención de la pelinaranja, como siempre. El moreno se colocó a un costado de su navegante y solo sonrió. Esta lo miró de reojo, no es que se encontrara molesta, pero le fastidiaba un poco que Luffy tratara de esa forma a Daisuke, aunque, de igual manera, era él, su capitán. Y un idiota.

— Debemos separarnos — habló la pelinaranja después de varios minutos, pensando en un plan — Será más fácil encontrarla de esa manera. No queremos perder tiempo. Los equipos serán divididos de esta manera: Usopp, Brook, Chopper y Franky. Zoro estará con Sanji — se oyó la rabieta del rubio y también del peliverde, aunque ninguno quiso probar la opción de contradecir a la navegante — Luffy y Daisuke. Yo haré equipo con Robin.

Daisuke miró de reojo al capitán de los mugiwaras. Gruñó. Quería decirle a la pelinaranja que estaría mejor estando con ella (ya que le tenía mucha confianza), pero la simple razón de solo aceptar la decisión de esta es por Nana. La anciana malhumorada. Suspiró. No quería pensar de esa forma, pero... tampoco podía ignorar el resentimiento que existía en su interior. El saber que Luffy tenía algo más que una simple amistad con Nami, le inquietaba.

Sin embargo, perder la amistad de ella era mucho peor que tenerla como una gran amiga. Y por eso, podía soportarlo.

— Te ayudaré en todo, Daisuke. Traeré a Nana, y lo haré con la ayuda de mis nakamas. — habló Nami llamando la atención del muchacho. En su espalda llevaba una mochila de color naranja, su cabello volaba al compás del fuerte viento mientras le regalaba una tierna sonrisa. La miró por un momento, observándola por última vez como una persona que podría estar con él como pareja, porque ya no iba hacer así.

Los celos de Monkey D. Luffy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora