Capítulo 13 | Positivo

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TRECE

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TRECE

•POSITIVO•

CLARISSA

Despierto por un fuerte dolor en el estómago, no me levanto de mi cama e intento volver a dormir, aunque es inútil porque no logro conciliar nuevamente el sueño. Al paso de media hora comienzo a sentir unas inmensas ganas de vomitar, lo más seguro es que los tragos de anoche estén haciéndome efecto.

Ayer fue la dichosa fiesta de Paulina, ella se esmeró en repartir volantes por todo el instituto y como era de esperarse la mayoría de personas asistieron, incluyendo a la peligrosa pandilla de Tony.

Necesitaba despejar mi mente y decidí ir por lo menos un rato, ya extrañaba salir a una fiesta sola, sin estar en compromiso con nadie. Como sea, tomé algunos tragos e incluso fumé un par de cigarrillos, cualquier cosa tenía que ayudarme a despejar mi mente de los problemas.

Me dirijo al baño de mi cuarto y luego de estar frente al retrete un buen rato regreso a mi cama, pues no he conseguido vomitar absolutamente nada, creo que únicamente tuve la sensación.

Agarro el celular de mi mesita de noche y miro la hora: 3:33 a.m del viernes. Mi cuerpo se tensa y el miedo comienza a invadir mi mente cuando recuerdo aquellos sucesos paranormales que dicen ocurrir a estas horas de la madrugada.

Dejo esos pensamientos de lado e intento volver a dormir, pero el dolor en mi estómago no cesa. Hago una recopilación de que podría ser y enseguida viene a mi memoria mi maldita menstruación.

Cólicos, déjenme decirles que son unos putos.

Me retuerzo en mi cama por el dolor y no logro dormir. Al paso de las horas siento que los rayos de sol entran por mi ventana, dándome a conocer que ya ha amanecido.

Trato de levantarme y siento nuevamente una punzada, con mucho esfuerzo intento cambiarme para ir al instituto pero al ver mis ojeras por la mala noche decido que lo mejor es no ir hoy, no pienso ir luciendo así.

Paso toda la mañana y parte de la tarde dentro de mi cama, revisando mis redes sociales. Al llegar la noche me doy cuenta de que no he comido nada en todo el día y bajo a la cocina decidida a prepararme algo para almorzar.

Una de las desventajas de vivir prácticamente sola es que debes de cocinar, lavar tu ropa y preocuparte por tus cosas ya que nadie más lo hace por ti. Podía llamar a una pizzería y que me trajeran comida, pero yo preferí hacer algo de comer, toda la mañana en la cama me había hecho sentir inútil y ya era hora de hacer algo productivo.

Saco el pollo del congelador y una lechuga del refri para hacerme una ensalada, muero de hambre.

Me estiro tratando de alcanzar un recipiente y siento como si algo se desprendiera en mi interior, veo los shorts que tenía como pijama y noto como la sangre se acumula en ellos.

El Precio De Una Traición © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora