🏅Destacada en Novela Juvenil en español. Octubre/2018🏅
🥇 1er lugar en The BraimStorming Awards 2018. 🥇
Los hombres rompen corazones, pero las mujeres los destrozan.
Clarissa Allard es una chica descomplicada, tiene 17 años y un futuro más que a...
—¿Si? —pregunta con voz seductora mientras lleva nuevamente sus manos a mi cuello e intenta besarme.
La aparto de un empujón antes de caer en la tentación. Ella me mira ofendida y enojada a la vez.
—¿Qué diablos te sucede Jake? — frunce su ceño.
—¿A mí? ¿Qué diablos te sucede a ti Crystal? —froto mis palmas contra mi rostro— Me engañas con mi mejor amigo, me haces responsable de un hijo que no era mío, dices que ya no me amas y ahora vuelves como si nada hubiese pasado entre nosotros.
—Necesito hablar contigo.
—No, de ninguna manera vamos a hablar, no tenemos de que.
—Si tenemos, por favor Jake.
—No puedes hacer esto de nuevo Crystal todo este tiempo yo...
—Dilan murió. —Me interrumpe.
Sus palabras son como una puñalada yendo directamente a mi corazón.
Tal vez las cosas con Dilan no acabaron de la mejor manera, incluso le pude haber guardado rencor, posiblemente hasta lo odié por quitarme lo más preciado que tuve en la vida, pero yo nunca, NUNCA le deseé la muerte.
Entre nosotros pudo haber acabado una amistad, pero jamás olvidaría todos los buenos momentos que pasamos, jamás olvidaría todas esas veces en la que fue un hermano para mí.
—¿Ves por qué debemos hablar? —Su mirada se muestra neutral, sin sentimiento o pena alguna de la noticia que me acababa de dar. Actuaba como si el hecho de que mi ex mejor amigo estuviera muerto no sea verdad. Ella siempre fue fuerte.
—Te espero mañana a la 1 p.m en un café muy bueno que encontré cuando llegué. —Saca algo de su pequeño bolso y me lo entrega— Aquí está la dirección.
La veo y me doy cuenta que es el café en donde trabaja mi hermana, por suerte ella no tiene turnos en la tarde. Nadie, ni si quiera Alexia, debía de enterarse de la existencia de Crystal. Aún no he tenido el valor suficiente para contárselo a alguien, ni si quiera a mi propia familia.
Asiento en silencio y guardo el papel en mi bolsillo. No sabía si era lo correcto aceptar su "invitación" pero debía despejar varias dudas, entre ellas: ¿Dónde está su hijo? Porque si, tendrían un niño, esa fue una de las últimas cosas que supe sobre ellos.
