Capítulo V: ¡Estoy en la boca del Lobo!

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Fiamma:

Mis ojos me ardían. Giacomo esta muy contento de tenerme aquí.

Él se dirige a la puerta y la cierra, pasa el seguro. Se gira, se quita su chaqueta, quedando solo en camisa abotonada y su corbata. Bajo la mirada, mis lagrimas comienza a salir poco a poco. Se me acerca y luego dice:- Ahora te tengo donde quiero-. Rompe el silencio. Limpio mi rostro y siento su mano querer tocar mi cara.

-Dime ¿que quieres?-. Me doy por vencida.

-Quiero que te quites todo lo que tengas puesto-. Respondió, se esta excitando y no se de que, al parecer lo excita el poder.

-No, eso no lo haré-. Sacudí mi cabeza. No quiero hacerlo. 

-Yo pienso que si. Hazlo-. Me ordeno.- O lo haré yo, aunque si pensándolo bien me gusta mas la segunda-. Da unos pasos.

-¡No!-. Se detiene.- Yo lo haré-. Tengo miedo y ¿si se da cuenta de que soy virgen?.

Me alejo, estoy en un rincón de la habitación. Me desabotono mi camisa, le estoy dando la espalda. No quiero quitarme mi ropa, porque recuerdo que tengo unas braguitas tipo tanga purpura, que se sujeta con tiras alrededor de mis caderas. Desabrocho mis jeans, estoy muy incomoda. Mis ojos se llenan, estoy conteniendo las ganas de llorar.

Bajo lentamente mis jeans. Escucho sus pasos, se esta acercando, me agacho y me quito mis tenis. Me saco mis tenis y luego mis jeans. Me levanto y siento que esta muy cerca de mi, siento su respiración tocar mi piel. Siento su mano acariciar mi espalda. Sigue hasta donde esta la parte de trasera de mi sujetador y deshace la unión de mi sujetador. Me saco el sujetador hasta que mis senos quedan expuestos y los cubro. Giacomo se aleja.

En solo pensar que este hombre es el que me quitara mi virginidad, me quebranta por dentro. Yo siempre pensé que eso te lo quitaba la persona indicada, la persona que uno esta enamorada. Siempre pensé en eso, pero ya veo que me equivoque, porque lo esta a punto de hacer un hombre en el cual no siento nada mas que solo desprecio.

Giacomo se vuelve a acercar y esta vez siento la parte trasera de mi cuerpo pegar contra el suyo.

-Me encanta tus bragas-. Susurra en mi oído. Con sus manos rodea mi cintura, pasa a mi abdomen, sube sus manos pero yo no lo dejo que toque mis senos.

-Vamos, Fiamma, déjame tocarlos, quiero sentirlo en mis manos-. Muerde con suavidad el lóbulo de mi oreja. Me retuerzo, pero no cedo.

-Giacomo, detente-. Suplico. Giacomo, aparta mi cabello hacia un lado y besa mi cuello, mi piel se eriza.- Giacomo es que te tengo que decir algo muy importante-. Trato de que mis piernas no me fallen.

-¿Hmmm?-. Pregunta mientras sigue besando mi cuello.

-Es que....-. No puedo decirlo, él esta pasando su lengua por mi cuello.- Lo que pasa en que yo soy virgen-. De pronto se detiene, él no se aleja de mi.

-¿Que?-. Pregunto entrecortado.- ¿Eres virgen?. Recuesta su mentón en mi hombro.

-Si, lo soy, yo no he tenido relaciones sexuales con nadie-. No quito mis manos de mis senos.

-Entonces ¿esta es tu primera vez?-. Él sigue acariciando mi cuerpo, deposito un beso en mi hombro.

Yo asiento.- Bueno, seré leve contigo. Lo hago porque es tu primera vez-. Él piensa que yo le voy a agradecer por ser leve conmigo ¿que se cree?. No siento nada por él, nada. Pero se siente bien sus acaricias.

Su mano baja lento, hasta llegar a mi zona intima, mete su mano de bajo de mis bragas. Sus dedos están mi carne sensible, con las yemas de sus dedos frota lentamente mi clítoris. Sobresalto y gimo. Trato de no cerrar mis ojos pero no simplemente no puedo.

$Vendida$Donde viven las historias. Descúbrelo ahora