Fiamma:
Me miré en el espejo del baño de mi habitación, contemplé y veía era a una persona muy rota por dentro y por fuera. Tengo unas grandes ojeras y mi piel pálida. He pasado toda la noche llorando por la perdida de mi hermano, mis ojos están hinchados y tengo una horrible jaqueca. Hoy es el funeral de mi hermano. No sé si estaré preparada para ver a Fabian metido en un ataúd.
Me pongo un vestido negro y unas zapatillas del mismo color. Peino mi cabello y lo dejo suelto. Todavía no digería bien la muerte de mi hermano, solo pensaba en cómo estaría mi mamá. Estaría destrozada, ahora ya no eramos tres, sino dos.
Salí de la habitación, bajo las escalera y allí está esperándome Giacomo y Beatriz.
Él se trata de acercar a mi, pero lo esquivo y tomo la mano de Beatriz. Ella es la única en ésta casa que me ha tratado como una persona y no como un objeto. Caminamos hacia la salida y avanzo hacia uno de los coches.
Uno de los escoltas me abre la puerta y me subo. Veo que Beatriz no se montan en el coche.
-¿No vas a venir conmigo?-. Pregunto con un hilo de voz.
-Señorita, pero el señor va a ir con usted-. Dice.
Niego con la cabeza y mis ojos se humedecen.
-No quiero que él vaya conmigo.
Ella me mira por unos segundos y decide subirse al coche conmigo. Le digo al chófer que comience a conducir y él lo hace. No sabía si era capaz de soportar ver su cuerpo en un ataúd y de tampoco ver a mi madre allí llorando por Fabián. Sé que me culparía por su muerte. Eso era lo que más me aterraba de que todo fue por mi culpa.
Miré el paisaje a través de la ventanilla y jamás imaginé que sería un trayecto largo. Bueno, estaba ensimismada en mis pensamientos que no noté cuando llegamos.
Beatríz me ayudó en conjunto con otro escolta a bajar del auto. Sentía que no podía moverme, por lo que el escolta me cargó entre sus brazos. Miraba hacia la nada y sentí que ya todo había terminado.
Me dejaron ponerme de pie aunque me ayudaron a caminar porque sentía las piernas como si fueran gelatina. Entramos y solamente estaban como cinco personas sin contar a los escoltas. Me tambaleé y el escolta con Beatríz me ayudaron a no caerme.
-¿Estás bien? - preguntó.
Ignoré su pregunta porque es estúpido que me pregunte eso. No estoy nada bien, acaban de matar a mi hermano.
Miré a los alrededores y no encontré a mi madre. Me extrañó mucho ya que Fabián era la luz de sus ojos. Él era su favorito. En eso, Giacomo se acercó y me tomó por los brazos.
-¿A quién buscas? - dijo acariciando mis mejillas.
-A mi mamá. ¿Dónde está? Ella debería de estar aquí.
Él bajó la mirada y pude deducir que algo pasaba. Fruncí el ceño. Le seguí insistiendo.
-Pues verás... Fiamma, tu mamá...
-Fiamma...- dijeron mi nombre. Giré y era Federico. Nunca me había emocionado ver a Federico, lo odiaba por ser poco hombre y engañar a su mujer. Pero me alegraba verlo. Caminé rápido hacia él y lo abracé.
-¿Cómo estás, Federico? - musité en su hombro.
-Bien, algo triste, pero bien.
Nos separamos y las lágrimas se hicieron presente. Federico también se le humedecieron los ojos, pero él pudo controlar y yo no pude.
ESTÁS LEYENDO
$Vendida$
RomanceFiamma Bellamy es una chica de 17 años, saliendo de la secundaria, su familia esta con problemas muy graves económicos. Su madre Florencia Bellamy tiene cáncer de seno en etapa 2, ellos no tienen para costear esos tratamientos. El hermano mayor de F...