Cuarto Sueño

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Había llegado el gran día, después de bastantes meses planeando cada detalle para que los gemelos se conocieran, Eliot luchaba inútilmente contra sus nervios, él no podía creer que ya fuera el momento, veía detenidamente a sus pequeños vestidos para la ocasión con un pantalón de mezclilla y una camisa negra, peinados elegantemente jugaban con su gran imaginación haciendo ruidos extraños mientras corrían de un lugar a otro, Eliot los llamo y los pequeños al instante obedecieron al llamado colocándose delante de su padre, él les dedico una mirada dulce acompañada de una gran sonrisa, los pequeños tomaron cada uno la mano de su padre, salieron  de la casa rumbo al lugar del encuentro, los gemelos no sabían con certeza lo que ocurría ya que no les importaba en lo absoluto conocer a las niñas que tanto mencionaba su padre, pero el destino cambiaría ese pensar.
Aquetzalli termino de peinar a las pequeñas, lucían unas trenzas maravillosas una de cada lado caían relucientes sobre sus hombros, ella las observo maravillada ya que los vestidos que les había comprado eran magníficos, de un color azul celeste adornado de unas bellas mariposas bordadas, les dedico una sonrisa a través del gran espejo, las gemelas la abrazaron fuertemente, ellas amaban el cariño con el que su madre las alistaba, aunque aún eran muy pequeñas para entender lo que estaba a punto de suceder sentían que algo cambiaría y así fue.
Escucharon el timbre y las tres precipitadamente bajaron las escaleras se dirigieron una última mirada y sonrieron ampliamente, su madre abrió la puerta encontrando a Eliot sonriente, se unieron sin pensarlo en un efusivo abrazo, los gemelos  desconcertados  se quedaron así, una de las pequeñas  le dirigió su atención a Gerardo, le asombro ver como retorcía nerviosamente sus manos, como sus ojos eran inmensamente grandes de largas pestañas, de un color café brillante, bajo su mirada a sus  labios, aunque no pudo seguir con su descripción porque él la miraba sorprendido, Eleonor se sonrojo era una sensación extraña pero nueva y que para el colmo le agradaba, se sonrieron cómplices del momento, esa sonrisa que fué el inicio de grandes momentos, a Esther no le agradaba lo que veía, a su hermana la notaba distinta y ella no quería que pasara     así, Gilbert seguía mirando a su padre feliz porque al fin se le notaba una gran sonrisa en su rostro.
La comida paso de risa en risa, Eliot feliz de ver que los gemelos se habían agradado, Aquetzalli dudosa de ver a Esther algo antipática, pero decidió no indagar sobre el asunto, Gerardo y Eleonor no paraban de jugar y reír, sus almas se estrechaban de  gozo, había una luz en sus ojos, esa luz que seguiría creciendo, aunque por otro lado Esther veía como una amenaza al pequeño, no quería perder a su hermana, no permitiría que la abandonara por él, Gilbert adoraba ver a todos felices mientras degustaba su rebanada de pastel.
Cayó la noche y tuvieron que partir, Gerardo se despidió efusivamente de Eleonor ya que lo había cautivado completamente, sus padres tras un tierno beso se despedían momentáneamente porque mañana se volverían a ver, Esther se rehusó a despedirse y se fue corriendo a su habitación, Gilbet se despidió educadamtente de todos.
Así pasaban las tardes de cada fin de semana, hasta ese día donde se unirían sus vidas para siempre.                                                                              

Mentiras AzulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora