01. "Seguía siendo él"

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Apreté los dedos adentro de los bolsillos de la campera. Una vez más estaba viniendo a un lugar completamente obligada y amenazada no por uno, sino que por todos mis amigos. 

Ariel se había encargado de buscarme a la tarde para que no me escape de esta salida y me había tenido encerrada en el departamento.

Me puse la capucha del buzo y suspire antes de bajar del auto de Facu y Ari.

Dam venía con nosotros al igual que Franco. Marcos nos encontraba en el lugar.

A pesar de ser verano, esta noche hacia frío y podía jurar que solo faltaban minutos para que se largue a llover.

-Vamos- Dam me abrazó y me hizo caminar con él.

-No se te ocurra dejarme, Damián- amenace conociendolo.

Hizo un ruido con los labios -¿Yo?- giré los ojos -Nunca, bebé-

Me mordi los labios para no reírme a carcajadas cuando lo escuché decirme 'bebé'. Estaba llamandome así hace un tiempo y siempre me reía.

-Sí, vos. Siempre me dejas- hablé tranquila esta vez -Pero sé que no me lo haces a propósito y que creciste siendo un colgado, asi que te perdono- levanté mi cabeza un poco para verle la cara. Era muy alto y lo envidiaba por eso.

-Gracias- me apretó en sus brazos y yo me acurruque contra su costado.

-Ahora decime de quien carajos es esta casa- cabecee en dirección a la casa frente a nosotros.

Titubeó un poco.

-¡Esperen, basuras!-

Ariel no dejó que Dam conteste y yo me olvidé del tema.

-Si tardaron mil años en bajar- contesté cuando llegaron a nuestro lado.

Franco me golpeó el hombro -Cállate que yo venía atrás de ustedes, tortolitos-

Giré los ojos y me quise reír. Franco no entendía nada y lo quería por eso.

Entre chistes entramos a la casa que explotaba de gente y la música estaba demasiado alta para mi gusto. Sí, seguía siendo la misma chica que le encanta hablar en las reuniones.

Habíamos encontrado a Marcos y por suerte tenía un porro en la mano. Lo que lo necesitaba.

Después de un rato con Dam fuimos a buscar algo para tomar y nos reímos todo el camino hasta que llegamos a una cocina que era tres veces más grande que la de mi casa.

-La puta madre algunos tienen plata- silve prestándole atención a los detalles de la habitación.

En esta parte de la casa no había tanta gente pero igual era más de la que me gustaría que esté.

-Deja de chusmear y busca algo que sirva de jarra-

Mi amigo estaba con medio cuerpo dentro de un frezer buscando gaseosas y yo empecé a abrir todas las puertitas con potencial que guarden un envase o algo que nos sirva.

Dam apoyó dos Sprite en la mesada justo cuando encontré un medidor y una jarra de plástico.

-Afuera la tapa y tenemos un vaso nuevo- comenté como si se tratara del mejor truco de magia.

-Abrí las gaseosas y yo pongo el Gancia- abrió la botella de vidrio y yo lo miré.

-¿Tengo que hacer fuerza?- abrí la boca haciéndome la sorprendida.

Dam giró los ojos.

-Dame- hicimos un intercambio y yo empecé a servir la bebida alcohólica en los envases mientras me reía porque terminé saliendome con la mia.

-Terrible vaga- comentó Dam y lo miré mientras le sonreía.

Me miró haciéndose el ofendido.

Quise volver a hablar cuando escuché un grito.

-¡Damcito!- mi garganta se secó y me concentré en terminar de servir en vez de darme vuelta y enfrentar a Mauro.

Mi amigo, a mi lado, sin problemas se dio vuelta para saludar a Duki mientras yo me quería meter adentro de la jarra.

-Era hora de que vuelvas, wacho-

A pesar de la música pude escuchar como se palmeaban la espalda. O capaz era idea mia.

No pude escuchar la conversación por unos segundos hasta que un grito de Dam me hizo saltar en mi lugar.

-¡No!¡Es Inoa!- la capucha que cubría mi pelo se cayó y ya me estaba imaginando el placer que me daría golpear a Damián por habermela quitado.

Suspire tratando de controlarme porque la sensación de cosquilleo en mi estómago me estaba poniendo más nerviosa de lo que quería estar cuando me de vuelta y mire la cara de Mauro después de tanto tiempo.

Cuando me di vuelta estaban los dos mirándome. Dam estaba tratando de aguantar la risa y Mauro solo estaba parado ahí. Lo conocía y sabía que todo esto lo había tomado por sorpresa.

Sonreí un poco y me acerqué a saludarlo con un beso en el cachete.

-Hola- dije sabiendo que el porro de hace un rato había ayudado para que reaccione ante esta situación, si hubiese estado sobria habría salido corriendo de la vergüenza.

Se tocó la nariz y acomodó su flequillo antes de hablar -¿Todo bien?-

Asentí -Sí. Preparando algo para que tomen los chicos- señalé las cosas arriba de la mesada.

Estaba manejando la situación bastante bien y estaba orgullosa de mi.

-Sigo sin acostumbrarme a que tenés esta casa- Dam palmeo el hombro de Mauro y se lo agradecí porque ya no sabía qué hacer o decir.

¿Tenés?¿Acá vivía Mauro?

Mientras trataba de atar cabos y entender un poco todo, mis ojos no podían dejar de mirarlo. Ahora tenía algunos tatuajes más  en sus brazos y en su cara. El resto seguía siendo él, o eso creía con tan solo verlo una vez después de tanto.

Cuando miré más allá de los dos chicos pude distinguir a Dani, que se acercaba a nosotros riéndose. Agradecí poder tener una distracción y que mis ojos dejen de buscar cada detalle que me había perdido en Mauro.

Le sonreí y esperé ansiosa a que llegue a mi para saludarlo. Nos abrazamos un rato largo mientras nos reíamos.

Después de que Dani apareciera ellos tres se pusieron a hablar y yo solo estaba ahí parada, mirándolos.

-¿Cómo van los tps esos?- preguntó después de un rato con una de sus manos apoyada en mi hombro mientras me miraba.

Dam y Duki seguían ahí, hablando entre ellos.

Suspire -Harta. Eso me pasa por dejar la peor materia para ahora- hice puchero.

-Te va a ir bien. Ya queda poco- su mano subió a mi pelo y lo revolvió un poco -Te tengo fe- me guiño un ojo.

-¿Vos qué onda?- lo miré y antes de que conteste señalé las jarras -Ayudame y vamos para allá con los chicos-

Terminamos de preparar las cosas mientras me contaba lo que había estado haciendo este tiempo.

Lo había extrañado.

-Dam- lo llamé y los dos chicos me miraron -Te esperamos allá- cabecee el camino por el que habíamos venido.
Lo vi asentir y me acerqué a hablarle para que me escuche solo él -Me lo prometiste- le dije en broma y se rió -Nah, hace lo que quieras, baby boy- ahora la que se reía era yo.

-¿Qué onda?- preguntó Dani cuando nos alejamos un poco de la cocina. El tono de su voz era de intriga.

-Nada- me encogí de hombros mientras esquivaba a algunas personas -Para, ¿qué onda con qué?- pregunté cuando me di cuenta que con su tono se quería referir a otra cosa.

-Dam- aclaró y lo miré unos segundos antes de fijar mi vista en el frente para seguir esquivando personas.

-Dam es mi amigo- sabía que no perdía nada en confesarme con Dani -Mauro me sigue volando la cabeza como el día uno- suspiré -Y es la primera vez que lo veo en no sé cuantos meses-

RED EYES 2 / Mauro Lombardo, Duki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora