Volví a la rutina y me propuse encontrar un trabajo antes de que mis ahorros terminen en cero. Iba a ser dificil pero Ariel estaba tratando de ayudarme a entrar en un museo. El dueño y su papá eran amigos hace años, eso me motivaba un poco.
Miré a Ariel hablar delante mío y quise sonreír y agradecerle al universo por la amiga que había conseguido. Tan relajada y sencilla como siempre quiso ser. Sus papas eran muy exigentes con ella y desde muy chica cargó con el peso de ser hija única y tener que heredar una gran cantidad de plata por parte de su mamá y su papá. Maldiciones que no todo el mundo tenemos la suerte de pasar.
Nadie diría que esta chica de pelo despeinado, con ropa vieja y manchada de pintura ya tenía el futuro completamente asegurado, pero ahí estaba ella, matandose para terminar un proyecto que presentarle a sus alumnos.
Una vez más me quise reír al recordar cuando tuve que decirle a sus papas que quería ser docente, en realidad, me obligó a que yo les cuente porque sabía que ella iba a recibir una negativa y varios gritos por no estudiar economía como sus papas habían proyectado sin siquiera consultarle.-¿Asi estará bien?- levantó el dibujo de la mesa y lo posicionó para que las dos le demos una buena mirada.
Incliné mi cabeza hacia un costado para tener otra perspectiva, creo.
-¿Un poco más de verde?-
Estaba empecinada en hacer carteles sobre el medio ambiente para pegar por toda la escuela en la que había empezado a trabajar y me había tenido encerrada dibujando unos súper héroes ambientalistas. Me habían quedado bastante bien, parecían salidos de marvel y listos para unirse a greenpeace.
El celular sonó dos veces en el bolsillo de mi campera y ni siquiera me había movido como para agarrarlo que la escuché hablar en tono de burla -¿Es Mauro?-
Giré los ojos.
-No sé. Todavía no lograron que me conecte telepáticamente con el celular-
Levantó la cabeza de lo que estaba haciendo y empezó a mover sus labios para hacerme burla. Parecía de 5 años.
Saqué el teléfono y leí el mensaje.
-¿Usaron preservativo?- podía ser mi mejor amiga pero yo no iba a contarle qué había hecho con Mauro el sábado.
Sabiendo que no iba a recibir respuesta volvió a hablar -Se me ocurrió justo que de eso voy a empezar a hacer carteles, así que me vas a tener que ayudar-
Giré los ojos mientras tecleaba en el teléfono.
Sí, era Mauro. Me estaba preguntando dónde estaba y que hacía a la noche.
-"Ariel me tiene acorralada en su casa. Pensaba pasar la noche mirando algo en Netflix"- envié el mensaje antes de ponerme de pie y buscar mis cosas.
Me puse la campera y miré a mi amiga unos segundos más antes de hablar.
-Me voy a casa antes de que llegue el malhumorado de tu novio-
-Ese malhumorado fue primero tu amigo- se rió.
-"¿Me estás ofreciendo Netflix and chill otra vez?"-
Agradecí que Ariel estuviera con la vista fija en lo que estaba pintando porque sino iba a ver mi cara roja de la vergüenza.
-"¡No! Me preguntaste qué iba a hacer y yo te conté. En ningún momento te incluí en el plan" -
-Me voy, Ari- agarré las llaves del auto y le di un beso en el pelo -Después mostrame cómo quedó-
-Dale- susurró a mis espaldas -¡Mándale un saludo a Mauro!- gritó cuando ya había cruzado la puerta.
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RED EYES 2 / Mauro Lombardo, Duki.
Teen FictionBusca la primer parte para poder leer la segunda.