RED EYES 2 / Mauro Lombardo, Duki.

10. "Chico hermoso"

Después de varias horas todos seguíamos acá.

Seguíamos esperando que alguien nos diga que esto era un chiste, un mal sueño o aún mejor, que Agus ya estaba fuera de riesgo, pero nada de eso pasó.

Esperamos todos juntos en este pasillo horrible que asfixiaba y te hacía sentir que con cada hora que pasaba las paredes se cerraban un poco más.

Seguiamos esperando juntos a nuestro amigo.

-Chicos, va a ser mejor que se vayan- la mamá de Agus se acercó a nosotros, que estabamos uno al lado del otro pero en nuestros propios mundos.

Levantamos la cabeza y la miramos.

Destrozada, ojerosa y aparentando diez kilos menos debajo de la ropa holgada que llevaba. Esta no era la señora que nos recibía los medio días con la comida en la mesa después de la escuela.

En cuestión de segundos las vidas de todos habían cambiado.

Quise reprochar que nos íbamos a quedar hasta que Agustín se despierte pero Facu fue más rápido.

-Sí, va a ser lo mejor. Tenés el número de todos, por favor, cualquier noticia nos llaman- pidió casi de rodillas.

Yo no me quería ir. Me quería quedar en este lugar de mierda hasta que me digan que estaba bien.

Mauro al lado mío pareció comprender mis intenciones, me dio un beso en la sien y apretó mi mano.

La mamá de Agus trató de sonreír.

-Sí, yo los llamo- todos se pusieron de pie y Mauro, sin decirme nada, hizo que también lo haga -Él los ama y estoy segura que le va a encantar verlos cuando esté bien, pero me mataría si se entera que los dejé pasar la noche acá-

El brillo de esperanza de que solo tarde una noche para recuperarse me rompía el corazón.

Ariel fue la primera en saludarla y yo la última.

-Es él ¿no?- preguntó en susurros.

-¿Qué cosa?- no entendía a qué se refería.

-El chico- miré hacia atrás y vi que ya se habían adelantado bastante -Por él viniste llorando aquella noche a casa, ¿no?-

La noche. Sí, esa noche Agus me había llevado a su casa, insistió que me quedara porque supuestamente él, no podemos estar solos en momentos así.

-Sí- contesté con otro dolor en el pecho -Pero no estamos juntos. No podemos compartir la misma vida al parecer- me encogi de hombros.

No me alegraba de estar hablando sobre esto pero si aunque sea pude distraer unos segundos a la mamá de Agus de todo lo que estaba pasando iba a hablarle sobre mi corazón roto.

Hizo una mueca -A mi no me pareció así. Vino hasta acá- me acarició los mechones de pelo que se escapaban de mi rodete desprolijo -Agus dice que es un chico bueno para vos pero no lo saben aprovechar-

-Noa- miré hacia atrás cuando escuché a Mauro -¿Vamos?-

Ella me abrazó una vez más y empecé a caminar con la esperanza de que todo salga bien y pueda lastimar yo misma a Agustin por contarle tantas cosas a su mamá sobre mí.

-Vamos- dije cuando llegué al lado de Mauro.

-¿Qué te dijo?- preguntó algo incómodo.

-Me habló de lo nuestro- contesté sin pelos en la lengua. La verdad que en las circunstancias que estábamos me parecía estúpido no ser frontal con él.

-¿Lo nuestro?-

Asenti -Agus le contó- le di un sorbo a la botella de agua antes de seguir hablando -Ella sabe de la noche porque me quedé a dormir en su casa-