~ Capítulo 6 ~

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A penas abro la puerta de la hamburguesería me dan ganas de salir corriendo, pues detrás de la barra me espera, con cara atónita, mi nuevo gran enemigo Josh. ¿De todas las putas hamburgueserías de Los Ángeles tenía que trabajar en ésta?. ¿Y por qué he tenido que venir aquí?. Mi impotencia aumenta por momentos al ver que Josh le pide a su compañera que me atienda por él y entra en la cocina del local sin mirar atrás. Aunque debería aliviarme en realidad me hace sentir muy mal. ¿Por qué no quiere atenderme?

- ¡Eh, chica! ¿Te encuentras bien?, ¿Que querías? -me interrumpe los pensamientos la chica morena de detrás de la barra. Creo que ya ha debido de preguntarme y estaba demasiado ocupada, otra vez, pensando en el estúpido Josh. 

- Si, si, perdona. Estoy bien. Quería una hamburguesa con patatas y soda, por favor -me apresuro a responder, y ella se gira a pasar el pedido a cocina. 

Me siento en una mesa desde la que veo perfectamente la barra pero, al parecer, hace ángulo muerto desde la barra hacia aquí. Cuando la chica morena de la barra me trae mi comida empiezo a comer tranquilamente. Vuelve a su lugar de trabajo y, cuando una chica pelirroja entra por la puerta muy alegre, Josh le pide a su compañera que le vuelva a dejar en la barra. Me quedo estupefacta y casi me atraganto con una patata al ver su cara de felicidad y cómo la agarra las mejillas mientras le da dos besos que, o es por mi rabia, o están muy cerca de la boca. 

¿No se suponía que rechazaba a todas las chicas? Pues con esa parece tener una relación muy, MUY estrecha vamos. ¿Será su novia?. Tanya me dijo que pasaba de las tías y que desfilaban rápido de su lado. Pero en la cafetería dijo eso de que... Si, es su nueva novia. Seguro que la conoció en esa fiesta de la fraternidad del sábado. Ahora si que puedo tirar la toalla. Un sentimiento incontrolable de celos y rabia me invaden, cosa que nunca había sentido. Hasta hoy. Hasta que Josh se cruzó en mi camino con esos malditos y preciosos ojos de color café. No quería depender de él, y ahora mismo mis sentimientos estan pendiendo de un jodido hilo con su nombre. 

<<Espera, Thais. ¿Que puta toalla quieres tirar?. Si este combate no ha empezado nunca. Ya te habías dejado bien clarito a ti misma que no ibas a buscarle, que no querías nada con él. Que no es bueno para tí. Hazte el favor de bajar ya de la nube, joder.>>

Desearía levantarme e irme corriendo, aunque dejara la cuenta sin pagar, ya volvería cuando él no esté a pagarla. Pero no. Yo no soy la chica que sale corriendo. Yo soy la que se queda y hace como si ni siquiera te conociese, y hace que te mate su indiferencia. Así que eso hago, me quedo en mi cómoda silla observando la barra mientras bebo muy tranquila mi soda y acabo las interminables patatas. Espero que no haya visto mi cara de mosqueo, aunque sería imposible. Está demasiado ocupado riéndo como un adolescente con la pelirrojita esa mientras le sirve, por fin, la comida que había pedido y se sienta en una mesa cercana a la mía. La camarera, al ver que he terminado, se acerca a traerme la cuenta. Veo que en el ticket hay algo escrito pero me apresuro a pagarle primero a la chica antes de leerlo. Cuando le entrego el dinero me guiña un ojo y se va. ¿Por qué me ha guiñado un ojo? En fin, no lo entiendo pero me aborda la curiosidad de leer lo que hay escrito en el ticket y no le hago mucho caso. Agarro el pequeño papel blanco impreso y leo -con una letra preciosa, por cierto- :

"No te pongas celosa boba. Es mi hermana."

¿Perdona? Se suponía que desde ésta mesa no me veían desde la barra y que él ni siquiera me prestaba atención. ¿Cómo sabe que me he puesto celosa?. Obviamente me habrá visto echar humo por las orejas, aunque yo pensara que no. ¿O quizá no me ha visto y solo lo dice por hacerse el chulo, como siempre?. No lo sé, pero ha vuelto ha dar en el clavo como cuando me dijo que había pasado la noche soñando con él. Me jode que tenga esos poderes de adivinación, o que su arrogancia lo lleve a tener razón sin que él lo sepa. Me hace sentir que no tengo el control ni siquiera sobre mi mente, cosa a la que no estoy acostumbrada y no me gusta nada. ¿Quién se cree este tipo para averiguarme las ideas y, encima, colarse en mi mente y en mis sueños cada segundo?. Que rabia le tengo, joder. Agarro el ticket para guardarlo como recuerdo y salgo del local casi corriendo para no cruzar nuestras miradas. 

Cuando llego a mi apartamento abro la puerta y me apresuro a coger una cerveza de la nevera. Necesito algo que me calme un poco la mente y la impotencia que siento. Tras tomarme despacio la cerveza me he relajado un poco y saco el ticket de mi bolsillo del pantalón, sólo para volver a observar su impoluta caligrafía. Pero al fijarme con más atención, veo que en la esquina derecha del pequeño papel hay un número de teléfono escrito exáctamente con la misma tinta que el mensaje, y mi corazón da un vuelco. No puede ser. Esto tiene que ser efecto de la cerveza o la morena debe de haberse equivocado de destinataria. ¿Es el número de teléfono de Josh?. Creo que me voy a desmayar en el acto, y no por el hecho del teléfono en sí, si no porque quizá ese egocéntrico chico ha estado pensando en mí tanto como yo en él. 

¿Le llamo?. No. No puedo caer en la tentación. Debo seguir manteniéndome alejada de él y con suerte se aburrirá pronto, problema resuelto. Escondo el ticket en el rincón más profundo del altillo de mi armario, dentro de una caja que va guardada en el interior de otras tantas más de mayor tamaño. Solo por la pereza de no remover todo esto otra vez no creo que vuelva a tocar el ticket.

- Buena técnica, bien hecho. - me felicito a mi misma en el silencio de mi apartamento.

Le escribo un mensaje a mi madre huyéndo del bombardeo de ideas que es mi mente ahora mismo y me contesta que puedo pasar por casa cuando quiera. No vive muy lejos así que no me hace falta coger transporte público en plena hora punta. Paseo unos minutos hasta casa de mi madre y cuando abre la puerta de mi antiguo hogar un delicioso olor a pollo asado inunda mis fosas nasales. Admiro a mi madre más que a nadie, es una superheroína. Es capaz de levantarse a las cinco de la madrugada para visitar a sus clientes presos, resolver uno -e incluso a veces un par- de juicios al día y, por si fuera poco, aún le sobra tiempo para invitar a cenar a su hija y sorprenderla cocinando durante toda la tarde una increíble cena.

- ¡Hola cariño! -me saluda alegremente mi madre mientras me da un enorme abrazo- ¿Qué tal está mi chica independiente?.

- ¡Hola mamá! Muy bien la verdad, pero no tan guapa como tú -le respondo observando su impoluto pelo planchado y su rostro ligeramente maquillado, creando el cuadro perfecto.

Pasamos la velada charlando, disfrutando del delicioso pollo y riéndonos. Está muy contenta de que haya venido a verla, y yo también. Desde que me fui de casa no nos vemos tan a menudo, pero seguimos teniendo una relación tan estrecha como antes de marcharme. A parte mi madre siempre ha sido mi amiga, siempre me ha apoyado y me ha aconsejado desde un punto de vista imparcial, bien si otorgaba o no la razón a su hija. Por un momento pienso en hablarle de Josh, pero luego me doy cuenta de que si no pienso acercarme a él es una tontería que se haga ilusiones con conocerle. Además, seguro que Josh soltaría algún improperio y fastidiaría la noche, así que mejor me callo. Hemos acabado el postre y mi madre quiere brindar para celebrar que había elegido carrera, por lo que saca un vino bastante bueno de la despensa que tenía guardado para ocasiones especiales. No quiero beber mucho, ya que mañana tengo que trabajar, así que solo le acepto un poco para no dejarla sola brindando.

Para cuando llego a mi apartamento son las doce de la noche y mañana debo madrugar. Estoy un poco afectada por el cuarto de copa que he bebido con mi madre y, no sé por qué, la risa de Josh se vuelve a afincar en mi mente. Dejo que su bonita melodía me acompañe mientras me quedo dormida.

***

¿Será que hasta los corazones mas duros sienten amor,
aunque no lo sepan?
Si has llegado hasta aquí y piensas continuar:
¡ G R A C I A S ! 😙

No Te Enamores De Mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora