~ Capítulo 13 ~

14 0 0
                                    

Salgo de casa de mi madre ya pasadas las once de la noche, aún con la frase de Josh haciendo eco en mi cabeza. No sé por qué me cuesta tanto aceptar que sea como todos y que solo haya sido un juego de unos días para él, ojalá no hubiera cedido nunca a él. En unos minutos estoy metiendo la llave en la puerta de mi apartamento de nuevo. Llevaba todo el día deseando que cuando volviera se hubiera ido, pero ahora me gustaría encontrarle sentado en el sofá esperando darme una explicación. Al abrir la puerta descubro que mi repentino deseo no se ha cumplido y no queda ni rastro de Josh, como era de esperar. Suspiro aliviada intentando arrancarme éste sentimiento de decepción mientras me preparo un café. Mala idea si pretendo dormir ésta noche, lo sé. 

Enciendo la televisión sólo para que el ruido me acompañe, cosa que antes de que ese desastroso chico estuviera aquí no necesitaba hacer, y mi mente empieza a analizar mi situación. Mi sensación de libertad e independencia se ha esfumado y sólo queda de la antigua Thais el orgullo. Es lo único que conservo de mí tras el huracán Josh y debo aferrarme a ello con todas mis fuerzas. Ni aunque me llame millones de veces y me persiga por todo Estados Unidos voy a volver a ceder, no me lo permitiré. No pienso volver a empezar el tira y afloja que nos ha caracterizado desde que nos conocemos, no quiero seguir dañándome a mi misma por su culpa.

Tras varias horas sentada en el sofá, con el móvil en la mano releyendo una y mil veces la conversación con "Don Ego", decido que quizá vaya siendo hora de irme a la cama. Mañana debo volver a la oficina y no puedo permitir que Josh arruine también mi empleo. Miro la cama indecisa desde el salón y, tambaleante, recorro los mismos pasos que dí anoche de su mano. Precisamente por ésto nadie había pisado éste lugar, quería evitar recuerdos. Quería que fuera solo mío, y el apartamento también. 

Me tumbo en la cama y me arropo con las sábanas que anoche parecían innecesarias. Hundo mi cabeza en la almohada intentando dormir y el dulce olor de Josh inunda mi olfato.

<<Oh, no. Esto ya es demasiado. No es suficiente colarse en mis pensamientos y en mi vida que ahora ni siquiera puedo deshacerme de su aroma. Argg.>>

Me levanto de la cama llena de rabia, con los ojos empapados en lágrimas y arranco las sábanas de la cama para poner otras limpias, lanzándo las que ocupaban mi cama al fondo de la habitación. Pocas veces me he permitido llorar por un hombre pero ésta vez mis lágrimas no son de tristeza, simplemente van llenas de rabia, de impotencia por no poder sacarme del alma a éste muchacho malcriado de ojos café. Me tumbo de nuevo en la cama sintiendo el frescor de las nuevas sábanas y hace que me relaje un poco, como si eso pudiera hacer desaparecer todo lo que anoche quedó aquí guardado. Me obligo a mi misma a desconectar, tengo que dormir como sea y parece que tras un par de horas mi cuerpo cede al cansancio. 

_________

Es miércoles a la hora de comer y como mi "queridísimo" jefe Rick ha tenido la gran idea de que, ya que no iban a entrar llamadas para él porque había cancelado las citas telefónicas, estaría bien que actualizara los libros físicos de todos los pisos del norte de Los Ángeles, aún me hallo en la oficina con mi nueva amiga la fotocopiadora. ¡Pero si ahora todo el mundo usa internet, por Dios!. 

Pienso en pedir algo de comida a la oficina aprovechando que Rick ya no va a volver e inevitablemente la hamburguesería donde trabaja Josh viene a mi mente, pero borro la nefasta idea de inmediato. Creo que pediré comida china. Es un poco repetitivo comer siempre lo mismo pero Marc es muy majo y seguro que su sonrisa me anima el día, no como Josh.

<<Josh, Josh, Josh, Josh... ¡BASTA YA DEL MALDITO JOSH!. Céntrate en otras cosas chica, tú tenías vida antes de él, ¿recuerdas?>>. 

Y debo darme la razón a mi misma ya que es totalmente cierto. He perdido tres valiosas semanas de mi vida pensando en un tío que solo me ha dedicado malas palabras y, por último y por si fuera poco, una puñalada inesperada. ¿En qué me estoy convirtiendo?. Tengo que distraer mi mente, quizá conocer gente nueva me ayude. 

No Te Enamores De Mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora