~ Capítulo 7 ~

6 0 0
                                    

Es viernes por la mañana y de camino a la oficina recorro en mi mente éstos pasados días. He pasado toda la semana sumida entre pasarle llamadas a Rick y empezar a ojear los libros del año que viene. Si, soy una impaciente, lo sé. Pero si debo esperar seis meses para iniciar el curso, ¿no debería ir avanzando algo ya para que no se me acumule todo?. Mi madre dice que soy demasiado previsiva, que no hace falta planear las cosas con tanta antelación pero yo no pienso igual. A penas he pasado tiempo con Lya tampoco estos días, ella tenía muchos exámenes para los que estudiar y los ratos libres los ha pasado con Devon, conociéndose más. Parece que el chico va en serio, y mas le vale, porque a estas alturas Lya ya está demasiado ilusionada con él. Quizá ilusión ya no sea el término adecuado y esté empezando a gustarle de verdad, porque en nuestros chats él es nuestro único tema de conversación. Me encanta verla así pero también me asusta que Devon la hiera.

Estos días he conseguido mantener a Josh lejos de mi cabeza. Y digo días porque noche tras noche ha vuelto a aparecer en mis sueños. El lunes vi unos ojos café mirándome fijamente. El martes volvió a manifestarse el sueño de su espalda. Miercoles y jueves se repitió toda la noche en mi cabeza su risa mientras hablaba con su hermana, si es que lo es. Y, por si fuera poco, esta noche tendré que volver a enfrentarme a su perfecto rostro y sus malas maneras, esta vez en el mundo real. Lya me ha pedido -casi suplicado- que la acompañe a la fiesta de la fraternidad este fin de semana, llevamos muchos días separadas y tiene ganas de verme. Y la verdad es que, aunque le he dicho que no iría, yo también tengo muchas ganas de verla a ella. No puedo seguir permitiendo que mantenerme alejada de Josh también me aleje de mi mejor amiga. Igual incluso tengo suerte y le toca turno de noche en la hamburguesería, o a lo mejor ya tiene novia. No, es mejor no ir. A Lya puedo ir a visitarla el sábado por la mañana u otro día, sé que me perdonará. 

Salgo de la oficina a las tres de la tarde como habitualmente y cuando llego a mi apartamento pido comida china. Llevo toda la semana comiendo lo mismo solo por evitar pasar por la hamburguesería de camino a casa, y eso que todo el mundo sabe que mi comida favorita es una buena hamburguesa con patatas. Pero me da igual, no pienso ceder ante mi débil control. Además, el chico que viene es muy majo. El martes era el segundo día que venía y se atrevió a decirme que si a partir de ahora iba a ser mi repartidor oficial debía saber que se llamaba Marc. El miercoles me dió a entender que es europeo. Ayer solamente me mostró una preciosa sonrisa. ¿Qué tocará saber hoy?. La verdad me despierta mucha curiosidad.

Suena el timbre de mi casa alrededor de las tres y media y me atuso el cabello antes de abrirle la puerta a Marc, el intrigante muchacho del restaurante. Debe de pensar que soy un desastre andante o algo así, pero no debería sorprenderle, no a todas las mujeres nos gusta cocinar. Me entrega la comida con su impecable sonrisa de siempre y me desea un buen provecho. Al agarrar la bolsa veo que sus manos se tensan bajo ella y que está a punto de decir algo que le pone nervioso. 

- Bueno, chica misteriosa, ya me voy. Pero ya que tú sabes mi nombre y mi procedencia, ¿no crees que me merezco saber al menos como llamarte? -pregunta posando sus grandes ojos grises en mi. No debería darle pie a nada a este chico que parece tan ingenuo pero...

- Thais, me llamo Thais. Encantada -sonrío y me acerco a darle dos besos.

<<¿Qué haces Thais?. Espero que sólo estes haciendo amigos y no usando a este ingenuo y simpático muchacho para deshacerte de tu obsesión con Josh>>

- I... Igualmente -tartamudea Marc sorprendido por mi atrevimiento.- Bueno, me voy que se enfría la comida de la moto. Nos vemos el próximo día, Thais -dice, y al pronunciar mi nombre parece que saborea cada sílaba entre sus labios. Entra en el ascensor y yo cierro la puerta del apartamento mientras me dispongo a comer por fín. Mientras devoro la comida cual leona hambrienta suena un mensaje en mi teléfono y, cuando abro la aplicación de mensajería, veo un nuevo chat de un número que no conozco.

"¿De verdad me vas a dejar de sujeta-velas otra vez ésta noche?"

Miro la foto de perfil pero no aparece ninguna. Decido guardar el número con un punto como nombre a ver si así puedo verla y, tachán; la foto de perfil se hace visible. No puede ser que esté viendo esos ojos en la pantalla de mi teléfono. ¿Y de dónde coño ha sacado mi número este maldito acosador?. ¿No se ha dado cuenta de que llevo seis dias sin haberle mandando un mensaje teniendo su número?. ¿No se rinde nunca?. 

<< Lya. Es la única que puede haber sido. La voy a matar cuando la pille.>>

Busco el contacto de Lya en mi lista y llamo. Lo coge a penas acaba de sonar el primer toque:

- ¿Has sido tú verdad? -le inquiero alzando la voz. Casi la oigo palidecer al otro lado de la línea- ¡LE HAS DADO MI NÚMERO AL MALDITO JOSH!. 

- Eh... si. Me dijo que lo había escrito en un papel y que lo había perdido, que estabas esperando su llamada. Y ya sabes, como la primera noche te fijaste en él y tal.. No sé, tía perdón. No sabía que te ibas a enfadar tanto. 

<<Encima de egocéntrico ahora es mentiroso. Esto ya es la gota que colma el vaso.>>

- No puedo creer que te hayas creído esa estupidez. ¿Y, si le dí mi número, por qué no lo guardo en su teléfono en vez de en un puto papel?. No sé como eres tan ingenua, Lya. Pero no te preocupes, no pasa nada. -añado intentando calmarme. Al fin y al cabo ella no tiene culpa de que Josh sea tan jodidamente insistente y a mi me cueste tanto resistirme- Te veo esta noche, anda.

- ¿De verdad? -pregunta muy ilusionada, casi chillando.- Sabía que al final vendrías. Te echo mucho de menos Thais, hasta después. 

Guardo de nuevo el número, esta vez como "Don Ego" y me armo de valor para responderle:

"Iré. Pero iré para ver a mi mejor amiga, no por ti, así que ni me dirijas la palabra."

A los pocos minutos vuelve a sonar mi teléfono:

"Paso a recogerte a las nueve".

<<Este tío no entiende bien mi idioma. Le acabo de decir que pase de mi. Además no sabe donde vivo. ¿O si?.>>

"Ya te he dicho que no y ni siquiera sabes donde vivo".

"Tengo que pasar con Devon a por Lya, ella nos llevará. Te veo luego, morena".

Me apresuro a mandarle un mensaje a Lya para pedirle que no vengan a por mi, que iré yo, aunque sé perfectamente que se va a pasar lo que le diga por el arco del triunfo y no voy a poder evitarlo. La respuesta de mi amiga es simple:

"Ha prometido portarse bien".

¿Qué?. ¿A qué viene eso?. Espero que no se refiera a Josh. No quiero tener que aguantarle toda la noche en modo amable y fingir que no siento nada hablando con él. Casi lo prefiero cuando salta de la mesa y abandona el local. 

Antes de las ocho y media ya estoy enfundada en un bonito vestido azul eléctrico y subida a los tacones mientras aliso mi cabello que ya llega hasta la cintura. Maquillo mi rostro ligéramente y me doy una última mirada en el espejo. Me siento impaciente en el sofá taconeando con el pie izquierdo en el suelo mientras espero a que suene el timbre. No me creo que al final haya cedido por Lya. Aunque en realidad ha sido por el mensaje de Josh. Está siendo muy insistente, y una no es de piedra. Quizá si me concedo el capricho de caer en la tentación solo una noche podré borrarlo de mi cabeza por fin.

Suena el timbre y el corazón se me desborda. 

- ¡Ya bajo cariño! -respondo sin dejar que hable Lya.

- Vaya, veo que te voy cayendo mejor -oigo a Josh reírse al otro lado del portero.

<<Oh, no. ¿Por qué siempre meto la pata con este chico?>>.

- Pe...Pensaba que eras Lya -tartamudeo- Pero no te emociones. - contesto reponiéndome de mi bochorno y cuelgo. 

Agarro mi bolso y cierro el apartamento esperando al ascensor.

***

¿Cuánto creéis que durarán los buenos modales de Josh?
Hagan sus apuestas jajaja.
Espero sus opiniones! 😙



No Te Enamores De Mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora