Capítulo 4

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Narra Grayson:

La campana sonó.

Era el término del día, al fin.
Salí con rapidez hacía el estacionamiento, quería largarme de ahí, pero sin embargo llegué a la jardinera que se encontraba a metros de la entrada de la escuela.
Saque un cigarrillo y lo encendí. Inhale con fuerza y mantuve el humo dentro de mí, después lo solté lentamente, haciendo que me tranquilizara por completo, hoy había sido un largo día lleno de bastantes emociones, nada bueno para mí.

—Gay, entonces ¿Vienes hermano? – Preguntaron detrás de mi.

—¿A donde? - Inhale nuevamente de mi cigarrillo.

—¿Cómo que a dónde viejo? A la fiesta que hará Nash, te lo dije en la cafetería, ¿Acaso no escuchaste? –  Preguntó Shawn en tono molestó.

—No, lo siento. – Dije fríamente.

—Ah pero claro que no, estabas pensando en no se que, ¿Estás bien Gray? ¿Sucede algo? – Dijo Shawn ahora con tono preocupado.

—No lo se, fue un día muy raro para mi. – Me giré a verlo.
—Lo siento Shawn, pero no creo que vaya a la fiesta, te veo luego. – Dije palmeando su hombro.

El solo asintió y se fue.

Me dirigí hacia mi motocicleta.
Antes de subirme en ella, tire el cigarrillo al suelo y lo aplaste.

Conducí hacia mi casa lo más rápido, se sentía tan bien que el aire chocara con mi cara, era un momento en el cual podía estar tranquilo, sin pensar en nada ni nadie.
Al llegar, subí las escaleras y fui directamente a la habitación de mi madre.
Pude notar como estaba dormida, se veía tan pacífica, tan linda.
Conduje mi mirada hacia la mesita de noche que se encontraba a un lado de su cama.

Miles y miles de medicamentos la adornaban.

Así es, mi madre está muy enferma.
Tiene los días contados y yo no puedo hacer nada, absolutamente nada que la salve.
Esto ha sido muy difícil de llevar para mi, ya que soy el hombre de la casa.
Se preguntarán sobre mi padre y Ethan.
Ethan fue el primero en dejarnos cuando cumplió 18, nos abandonó cuando se enteró lo de mamá, espero a tener la edad suficiente para irse, por eso no me llevo bien con el, nos odiamos.
Mi padre sale de viaje cada tres días, dice que tiene que trabajar bastante para comprar los medicamentos y también para la comida de todos los días.

He escuchado rumores en su trabajo acerca de que sale con su secretaria y no en plan de trabajo.
Dicen que debido a la situación de mi madre, el piensa que necesita otra mujer que lo complazca.
Pero bueno, se que dirán que solo son rumores, igual que los míos en la escuela, otra razón por la que Ethan se cambió de escuela, solo que a excepción de mí, los rumores de mis padres, son ciertos.

Por eso, mi comportamiento, por el sexo, alcohol y el cigarrillo.
Para olvidarme de mi maldito dolor, de lo cruel que es mi vida.
Lástima que en ocasiones, no me funcione.

Decidí ir a la casa de Nash, tal vez necesitaba despejarme y nada que un buen ambiente con alcohol y chicas no lo resolviera.
Me dirigí tres calles bajo la mía, di la vuelta hacia el parque de la colonia, a unos cuantos pasos más, estaba la casa de Nash.
Al llegar al parque pude escuchar gritos, me acerque más para ver qué era lo que ocurría, y al ver la escena no lo podía creer.

—Eres un estúpido! No tienes idea de cuanto te odio ¿Como fuiste capaz? Me das asco! – Gritaba ella golpeandolo en el pecho y lágrimas salían de sus ojos.

—Entiende! Fue culpa de ella, no mía!. — Tienes que creerme. – Volvió a decir él.

—No! Alejate de mi! Aún no puedo creer que te acostaste con ella, te odio. – Dijo ella llorando sin control, y no dejaba de golpear el pecho de el, ahora era cada vez más fuerte.

—Entiende, no fue mi intención, fue ella quién hizo todo esto.

—¿Sabes que? No te creo! Cuando alguien ama de verdad, por más tentaciones que le pongan, nunca! Escúchame bien, nunca es infiel!

—Y, ¿Entonces? ¿Que haremos? – Río él irónicamente.

—Dirás que harás tu! Porque yo ya no puedo mas, terminamos!

Me acerque más para ver de quiénes se trataban, al mirar detenidamente, ví que era Ethan, y al contemplar mejor la escena, supe que se trataba también de Paula.

—¿Que? No! No! Tú no me puedes dejar. – Gritaba Ethan.

—Claro que sí, te mereces esto y mas. – Paula comenzó a caminar hacía una banca.

—Bien, como quieras, no estoy para rogarte, pero te vas a arrepentir. – Se giro y comenzó a caminar lejos de ella.

—Pudrete maldito! Eres un imbécil! estúpido, me das asco! – Gritó ella dejandose caer en la banca y llevando sus manos hacía su cara tapandola completamente y soltando grandes sollozos.

Caminé lo más rápido que pude, y sin más me acerqué a ella.

No te tengo miedo 》g.d  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora