Capítulo 28

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Narra Paula:

—Adiós Pau. – Dijo Mayra sonriente.

—Hasta luego Mayra. – Imite su gesto.
Tome mis cosas y camine por un pasillo algo largo con varias habitaciones, se había terminado mi turno en la casa hogar.

Pase por aquella habitación de la anciana, olvidé que teníamos una conversación pendiente, así que me acerqué a la puerta tocando con timidez.

—¿Hola? – Pregunté abriendo la puerta.

—Oh! Paula! Que bueno verte de nuevo! Pasa! – Sonrió.

—Disculpe lo ocurrido el otro día, pero usted sabe, Grayson. – Reí.

—¿Grayson? – Frunció el ceño. —Oh claro, tu novio. – Sonrió.

—No, no es mi novio, bueno, aún. – Reí tímida.

—Entiendo. – Asintió riendo. —¿Que te trae por aquí preciosa?. – Me miro.

—Quería que terminara la historia, por favor. – Sonreí.

—Ah claro! ¿En que nos quedamos? – Me miro con ternura.

—En que estaban sentados debajo de un árbol de cerezos y el le confesó algo que cambiaría para siempre su vida. – Me senté en una silla que había en la habitación.

—Oh si! Bueno como te decía, ese día fue especial ya que el me dijo que...

Mi teléfono comenzó a sonar, maldita sea porque siempre interrumpen?

—Maldición. – Susurre. —Me disculpa? No sé si sea importante. – Reí rodando los ojos.

—Adelante nena. – Sonrió.

Me aleje de la habitación y conteste irritada.

—¿Bueno? – Bufé.

—Paula! – Gritaron del otro lado de la línea.

—Sofi? ¿Que ocurre? – Pregunté alarmada.

—Tienes que venir rápido! Los chicos! – Dijo agitadamente.

—¿Que sucede con ellos? ¿Donde están? ¿Que está pasando Sofi? – Pregunté desesperada.

—En el Pub! Tienes que venir! Corre! – Gritó y en el fondo se escucharon algunos balazos.
Después de eso, colgó.

—Maldita sea! – Dije regresando a la habitación por mis cosas.

—Perdón de nuevo Paulette, pero tengo que irme. – Dije con suavidad.

—Si era importante? – Río.

—Algo así. – Hice una mueca. —Te veré después. – Sonreí.

—Cuidate cariño. – Sonrió.

—Gracias. – Reí.

Me dirigí hacia la salida dispuesta a tomar un taxi, pero al pedirles la parada ninguno se digno a darmela.
No me quedo otra que comenzar a correr con todas mis fuerzas hacia aquél horrible lugar.
Comenzó a llover durante mi trayectoria, en segundos estaba empapada.
Sentía desesperación y angustia al pensar lo que les pudo ocurrir a los chicos, a mi Grayson.
Escuché mi nombre repetidas veces, pero no sabía de quién se trataba yo solo seguía corriendo aunque sentía que no avanzaba nada.

—Pau! Paula! Paula! – Una voz al lado mío me seguía el paso.

—Ahora no! Tengo que llegar en cuanto antes! – Dije con lágrima en los ojos.

—Ven conmigo, sube! Yo te llevaré!. – Pare en seco y sin pensarlo me subí a la motocicleta, el me extendió un casco, lo coloque en cuanto antes y me aferré a su pecho.

—Todo estará bien, se a dónde quieres ir! Y no estarás sola, yo estaré contigo. – Sonrió.

Solo asentí y continúe llorando, iba demasiado rápido y con ello mi miedo a la velocidad y a las motocicletas aumentaba.

—En pocos segundos estaremos ahí, tranquila. – Dijo acelerando aún más.
Pasamos por un callejón, este estaba oscuro, solo y olía mal.

No pude evitar recordar lo que pasó días atrás.
Cerré los ojos con fuerza y sacudiendo la cabeza para olvidar lo que pasó aquel dia, Grayson llegó a mi y me rescato, siempre lo ha hecho, ahora era mi turno, debía ayudarlo.

—Estas bien? – Dijo mirando de reojo.
—S..Si. – Balbuce. —Ya pasamos aquel callejón? – Pregunté abriendo poco a poco mis ojos.

—Ya, tranquila. – Sonrió.

—Genial. – Suspiré.

En cuestión de segundos estabamos fuera del Pub.
Policías se encontraban rodeando el lugar, chicos y chicas salían de este con horror.
Comencé a caminar y decidida me adentre al lugar.
Buscaba con la mirada a los chicos pero no podía verlos.

—Paula! Por acá! – Dijo señalando las escaleras.

—Bien, vamos. – Me dije a mí misma tomando aire y limpiando mis lágrimas.

Corrí como pude hacia arriba, las piernas me temblaban.
Llegamos a una zona donde se encontraban mesas y sillas destrozadas.
Y ahí estaban ellos, con la ropa rasgada y llenos de sangre.

—Dios mío! – Grité tapandome la boca con la mano. —Sofi! Chicos! – Sollocé.

—¿Paula? ¿Qué haces aquí? – Dijo Nash con asombro.

Todos imitaron su acción.

—Sofi me llamo! – Sollocé. —¿Que mierda sucedió aquí? – Los mire con dolor.

—No deberías estar aquí! No es correcto para ti. – Dijo Nash tratando de levantarse. —¿Porque la llamaste Sofía? – La miro con coraje.

—Estaba nerviosa lo siento! – Levantó las manos. —Aún así tienen que admitir que fue divertido. – Soltó una risa.

Los demás la imitaron.

—Basta! – Grite molesta. —Como pueden estar riéndose de todo lo que acaba de pasar! – Sollocé. —Les dije claramente que no quería que vengan! Porque mierda no me obedecieron! – Grite.

—Paula. – Musito Grayson cabizbajo.

—No! No tienes derecho a hablarme! Confíe en ti Grayson! Me prometiste que no lo harías! Y mira todo esto! Porque siempre que me prometes algo no eres capaz de cumplirlo eh? Basta de promesas! No quiero más promesas Grayson! – Sollocé. —Y yo ya no sé si pueda confiar en ti. – Baje la mirada.

El intentó acercarse a mí, pero giré al escuchar un gemido de dolor, era Nash tratando de levantarse.

—Dios! Nash está bien? – Me acerque a él mirando con horror su antebrazo que poseía una cortada profunda.

—Si. – Dijo restandole importancia a mis palabras.

—Bien, ¿saben que? estoy harta! – Suspiré. —Liam, llévame a casa por favor. – Me giré y el me tomo de mis hombros asintiendo.











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