3.- Unforgettable

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Cuando llegue a casa esa tarde estaba excitado por mi inesperado día, pero de alguna manera el camino se me había hecho eterno, la gente, las casas, los arboles, el mismo viento, nada de lo que había visto en el trayecto me parecía autentico, como si todo a mi alrededor hubiera sido construido debajo de una enorme mentira, yo solo quería encerrarme en mi habitación y leer la carta que había conseguido de aquella chica, pero tuve que esperar pues un suceso inesperado, como los que recientemente me rodeaban hizo acto de presencia; mi padre después de cuatro años había puesto a funcionar su equipo de sonido y no era solo eso, si no que ademas de todo tenia a mi madre sujeta de la cintura mientras ambos se mecían al compás de "Unforgettable" que producía la fricción de la aguja del tocadiscos contra el vinilo que daba vida a la voz de Nat King Cole que creí no volvería a escuchar desde que mi padre lo guardo en una caja en el sótano dos meses después de que mi hermana desapareciera, ambos danzaban como si de repente se hubieran dando cuenta de como trazar sus propias órbitas ellos mismos y se llenaran de luminosidad propia complementandonse en una danza fugaz como astros que habían chocado de pronto.

Ver a mis padres por fin superar la barrera de la soledad y dolor, bailando una canción que yo no estaba muy seguro de si podía ser usada de esa manera, me hizo considerar la idea de contarles lo que había pasado ese mismo día, con una sonrisa me metí la carta en el bolsillo del pantalón y sin decir nada subí a mi habitación

Me oculte en la privacidad de mi habitación, tenia un peso en el pecho que ni yo mismo podía describir, me sentía acalorado y mareado, me quite la camiseta del instituto, seguí con mis pantalones y no me detuve a deshacerme también de mi ropa interior, en esos momentos yo no era mas que un chico de casi quince años desnudo tumbado sobre mi cama mientras unforgettable parecía absorberme lentamente sin intensiones de detenerse, mientras, tomaba conciencia de que el falso mundo en el que había vivido hasta entonces esta cegado por la luminosidad de múltiples estrellas luminosas, pero yo era el único que podía verlas sin lastimarme los ojos, yo podía ver lo que había debajo de esa luminosidad, podía ver la superficie con aspecto rocoso de forma casi esférica que sin querer proyectaba esa luminosidad cegadora, entendí que yo era afortunado por ver lo que nadie mas veía.

Por unos momentos olvide que existía, porque estaba tan absorto en la nada que me pareció que todo se volvía oscuro y caliente, y que a pesar de que yo había abierto lo ojos incontables numero de veces jamas me había dado cuenta, como en ese momento, que nada existía realmente cuando cerraba los ojos.

Me incorpore y busque mis pantalones por el piso de la habitación, cuando los encontré saque el sobre del bolsillo, se sentía mas pesado de lo que imagine, estaba ligeramente caliente e incluso parecía palpitar, como si dentro tuviera una pequeña criatura durmiente cuyo sueño era eterno.

Dude con el miedo de que pudiera despertar a la criatura que habitaba dentro pero al ver mi rostro reflejado en el espejo colgante que tenia en mi habitación y vi a mi hermana en mi una vez mas, no me contuve y lo abrí.

Dentro no había una criatura durmiente, solo había una hoja de papel arrugada con los bordes ligeramente amarillentos, queriendo y no, despliegue la hoja en su totalidad encontrando una hermosa y bien trazada letra que componía un llenado casi total en la hoja, se notaba que cada letra había sido escrita con mucho cuidado y minuciosidad pero era autentica.

En la carta no ponía ni una razón, ni un porque, ni un donde, en realidad yo no entendía nada de lo que decía, ni una palabra, ni un signo de puntuación, nada; no era que yo fuera estúpido, lo que pasaba era que esa carta no era mía y por ello yo no podía entenderla ni aunque lo intentara.

Resignado, volví a meter la hoja en el sobre y lo deje sobre la mesita de noche, se me ocurrió que mañana por la mañana debía ir lo mas pronto posible a la escuela, hablar con esa chica y pedirle que la leyera para mi, era de ella después de todo.

Pero al día siguiente, sin importar que tan temprano o tarde hubiera llegado, esa chica no apareció, mi amigo dijo que tal vez había amanecido enferma y no había podido asistir, pero solo yo lo sabia.

Ella no iba a regresar.

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