Taehyung se miró en el espejo de los sanitarios, había cambiado mucho en poco tiempo, estaba más delgado y su vestimenta era totalmente diferente. ''Rebelde'' habría dicho su madre. Ya no tenía gafas y su oscuro cabello negro estaba teñido de un artificial pero bello castaño.
Se relamió los labios y caminó hacia la salida de la escuela, no podía hacerlo, definitivamente no podía -¿Qué demonios?- Maldijo para sí mismo, simplemente decía decirle que le gustaba, sería rechazado y descansaría en paz.
Jungkook estaba allí, solo, como pidiendo que alguien se le acercara, él tenía muchos amigos, casi nunca era acompañado por la soledad.
Taehyung bufó hastiado y se acercó, apenas al estar a un par de metros del pelinegro se entorpeció y unió ambas manos, bajando su mirada hacia sus zapatillas converse, allí recordó por qué no quería confesarse.
Era demasiado tímido, inseguro, paranoico y sensible.
Jeon lo miró extrañado, no conocía a ese chico, ni sabía por qué se acercaba. No lo reconoció pues había cambiado de aspecto, aunque ahora que lo veía, era bastante lindo.
-M-Me...- Tartamudeó el castaño y cerró los ojos. Antes de decirlo, antes de confesarse, un entrecortado suspiro salió de sus labios -Me gustas- Declaró y quiso huir, pero una mano en su muñeca lo detuvo.
Jungkook sonrió de lado y entrecerró sus ojos, ese podía ser un nuevo juguetito -¿Quieres que salgamos?- Susurró, nunca había estado con un hombre, pero, iba a ser igual que una mujer ¿Verdad?
-Sí quiero- Contestó el mayor como si nada.
-Pues te llevo a tu casa.
Fue el mejor día de su jodida vida.