Taehyung suspiraba continua y abundantemente mientras sentía las manos de Jungkook tomándolo desde su cintura, se estremecía magníficamente, reaccionando a cada instante a todas las caricias del pelinegro -A-Ah~
Gemía pocas veces, él era de los callados, cuando soltaba esos lascivos sonidos, Jeon se sentía en una especie de paraíso. Kim arqueó la espalda cuando sintió sus sensibles pezones ser succionados, su cuerpo temblaba como el suelo en una tempestad.
Nunca nadie lo había tocado de tan sucia forma, era su primera vez. Seguramente Jungkook lo había hecho con muchas mujeres, pero jamás con un hombre, se notaba su nula experiencia.
-K-Kookie- Gimió, y el nombrado pudo jurar que con sólo ver su cara podía llegar a correrse. Los ojos los llevaba entreabiertos al igual que su hinchada y rojiza boca, las mejillas estaban igual de rojas.
No se iba a olvidar jamás de su cuerpo, los vagos abdominales escondidos en el plano abdomen, los finos y suaves brazos, la morena piel, pasional, esa hermosa anatomía retorciéndose y respondiendo a sus toques, a cada uno de ellos.
Jungkook gimió bajo sólo por ese pensamiento, ni siquiera había pasado mucho tiempo, ni siquiera había entrado al virgen interior de su pareja, y ya estaba tan duro como una roca. Taehyung era mágico, capaz de encender a cualquiera.
-M-Más- Pidió en un sordo susurro, llevando su cadera hacia arriba y abriendo por inercia sus piernas.
Estaba listo para entregar su cuerpo, pues su alma ya la había entregado hacía tiempo.