1 |Estrellita, ¿Dónde estás?|

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—Estrellita ¿Dónde estás? Quiero verte cintilar

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—Estrellita ¿Dónde estás? Quiero verte cintilar. —Cantaba Peter Hale, viendo a su pequeña hija con adoración. —En el cielo y en el mar... —Ese hombre sentía que en cualquier momento el corazón iba a saltar de su pecho y no importaba cuantas veces ocurriera, nunca se acostumbraría y no era que quisiera hacerlo.

—Un diamante de verdad. —Se unió su novia Miranda. Peter la vio un segundo y sonrió sin poder evitarlo, pues era lo más hermoso que le había pasado, además de su hija, claro está.

Qué afortunado se sentía ¡Nadie en el mundo podría igualar la dicha de ese hombre! Con un brazo podía abrazar los hombros de su bellísima y dulce esposa, mientras que su otra mano era aferrada entre las delicadas manitas de una pequeña que poco a poco cerraba los ojos después de un día entero haciéndole saber cuánto lo amaba.

—Estrellita brillas tú. —Cantaron al unísono, sujetando sus manos y viendo a la pequeña niña dormir en su cama llena de almohadas; su padre había insistido en ponerlas por miedo a que su adorada hija se llegara a caer. —Estrellita duerme ya. —Terminaron de cantar y la pequeña ya estaba dormida, soñando con arcoíris y demás cosas bellas, donde incluía a sus padres, que eran lo que más amaba en el mundo.

Peter besó la mejilla de su novia, quien le sonrió como agradecimiento para así no despertar a la pequeña. Ambos salieron de la habitación en total silencio, casi de puntillas porque sabían que si Scarlett se despertaba nada ni nadie la iba a lograr dormir de nuevo.

Al cerrar la puerta, alejando a su preciosa bebé de todo el ruido, fue Miranda quien besó la mejilla de Peter.

—Otro día con ella. —Dijo Miranda con una sonrisa viendo a su pareja.

Sonrisas... Oh, en esa familia todo eran sonrisas, risas y alegrías desde que esa niña llegó a sus vidas ¿Y cómo no? Si era preciosa y dulce. Tenía los rasgos de su mamá, siempre delicados, pero en sus ojos se podía notar quien era el padre.

Y, efectivamente, era un padre muy orgulloso.

—No puedo creer que ya tenga tres años. —Ya estaba pensando en cómo alejar a los chicos de su nenita, porque era solo su princesa... suya y de Miranda ¡Pero más suya! Porque Miranda sería una madre permisiva, él era quien tendría que ser el malo de la historia para asegurarse de que ningún idiota se atreviera a romper el corazón de su Estrellita ¿Y si alguno lograba hacerlo? Que dios se apiadara de su alma, porque ni eso quedaría del responsable. —¿Hace cuánto que la creamos y mírala? —Dijo el lobo con tono juguetón y Miranda sabía exactamente qué significaba.

Sonriendo en forma traviesa prácticamente corrieron hacia su habitación para hacer el amor una y otra vez, sin saber lo que pasaría poco tiempo después.

Mientras Peter y Miranda se encontraban en lo suyo, Scarlett sintió como alguien pinchaba su mejilla una y otra vez hasta hacerla despertar.

—Estoy aburrida. —Dijo su prima Cora mientras Scarlett se rascaba los ojos y bostezaba para lograr despejarse del todo.

She Wolf {Teen Wolf}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora