"Finjo ser valiente, finjo que no le temo a nada, pero la verdad es que estoy aterrada, papi"
Cuentan los rumores que de una de las manadas más poderosas de licántropos que existen nació una criatura de belleza inimaginable, a la cual podían compara...
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Deucalión prometió mantener la inocencia y dulzura de Letty cuando se la llevó a Londres.
¿Lo cumplió? Sí, lo hizo.
La pequeña de ojos azules creció sin saber lo que el "demonio lobo" hacia y exigía a su manada de alfas y el que se atreviera siquiera a insinuar que le diría algo a la pequeña se las veía con las garras del lobo.
Letty creció sin perder la belleza que se le otorgó al nacer. Cada año Deucalión tocaba su rostro para saber qué cambios había tenido y nunca notó algún parecido con Peter Hale, así que debía ser una réplica de su madre entonces.
Lo era, pero con una cualidad aumentada: Era tan encantadora como una Diosa, incluso más que su misma progenitora ¡Seguía siendo perfecta en todos los sentidos!
¿Cómo lo supo? Kali y Ennis tuvieron la oportunidad de conocer al gran secreto de Deucalión, a esa niña que durante años ocultó. La conocieron un día en que ella salió de casa y siguió al que la había criado, quería saber dónde iba cada tantas noches y a qué se dedicaba.
Él obviamente la descubrió, pero los otros dos alfas estaban ahí y la vieron. Él la regañó por salir de casa sola y los otros presentes guardaron silencio ¿era su hija? Pues la tenía bien escondida... aunque no se parecían en nada a él.
Letty siendo curiosa como es comenzó a hacer preguntas y hasta Kali sintió como se metía bajo su piel, tanto que algunas veces pedía permiso para jugar con ella. Impresionante ¿No? Bastante, pues el hecho de que una niña pequeña lograra tener a tres mortíferos alfas prácticamente bajo sus garras era algo que se consideraba imposible.
Deucalión notó algo en la niña que estaba criando, algo demasiado obvio si se veía retrospectiva. Algunos lobos tienen la capacidad de ocultar su aroma, otros de rastrear a sus enemigos a kilómetros... otros algo llamado "encanto", lo cual los vuelve irresistibles y adorables a todos los ojos. Letty había nacido con esa habilidad y él no lo había notado ¿Por qué? Porque nunca la había visto, ella se lo ganó con su linda personalidad, la contraria a Peter, además de que creció con acento inglés ¡Que encanto de niña!
Letty creció inocente, pero no tonta, mucho menos ajena al mundo que la rodeaba. Creció consciente de todo... incluso de que era adoptada, eso nunca se lo ocultó.
De la infancia pasó a la niñez y él momento más feliz para Deucalión fue en una cena, la recuerda a la perfección, recuerda que estaban comiendo con su gran fluidez y elegancia de su plato cuando Letty dijo "¿Papá, me pasas la sal?" fue la primera vez que lo llamó "papá" y a él le gustó tanto que se levantó y ayudado por su bastón se acercó y la abrazó durante media hora, ella aún pequeña solo correspondió el abrazo preguntando una y otra vez "¿Qué pasa, papá?", eso solo hacia al mayor sentirse más feliz.
Papá, pa, papaíto, mil palabras y nunca dijo "papi", esa palabra estaba reservada para Peter... aunque ella no lo sabía.
¿Pueden culparlos? ¿a los dos? Letty era una niña cuando lo perdió todo, su mente inocente comenzó a enviar todos los recuerdos a la parte trasera de su cerebro y Deucalión era quien veía cada día, quien le enseñaba a cocinar en caso de emergencias, quien la llevaba a comprar vestidos y pedía ayuda a las dependientas para que aconsejaran sobre que le quedaría mejor a la niña, era quien le enseñaba idiomas, modales de mesa, artes de lucha, historia antigua, matemáticas ¡La educó como a una erudita!
