13 |El final del "paraíso"|

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Nuestro pueblo es muy rico, y no me refiero al dinero, aunque, debo aceptarlo, algunos de nosotros pueden ir a comprar sus provisiones en lugar de tener que atraparlas del lago o del bosque, o eso me han contado

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Nuestro pueblo es muy rico, y no me refiero al dinero, aunque, debo aceptarlo, algunos de nosotros pueden ir a comprar sus provisiones en lugar de tener que atraparlas del lago o del bosque, o eso me han contado.

Nosotros somos una raza repleta de riquezas porque nuestras tradiciones se transmiten de generación en generación desde el principio de los tiempos ¿Nunca se preguntaron de donde viene el ritual del nombramiento? O mejor aún ¿Por qué el día de hoy estamos celebrando la fiesta de los aceites? ¡No volteen a ver a la homenajeada! Ustedes deberían saber por qué hay dulces esparcidos por toda la aldea.

Pero hoy no les voy a hablar acerca de la ceremonia que estamos viviendo ¡No! Les contaré una historia tan ancestral que muchos creen que es falsa, un mito, pero aquí yo les pregunto ¿A caso no todos los mitos tienen algo de verdad? Nosotros mismos somos un mito y existimos; garras salen de nuestras uñas, nuestros colmillos crecen, pelo nos sale de las mejillas de repente y en luna llena queremos ir a matar todo lo que se nos atraviese.

La historia comienza en una pequeña aldea francesa, donde un niño de tan solo quince años dominaba a su gusto y placer, convirtiendo a todos los habitantes en sus lacayos.

¿Por qué le obedecían? ¿A caso el niño era listo? ¿Era hijo del antiguo rey? ¡Pues no! Resulta que el niño simplemente era hermoso, bajado desde el cielo y entregado a la tierra con la única misión de adorarle. Todo quien lo viera, quien lo escuchara o incluso percibiera su aroma caía rendido a sus pies, siendo obligado a servirle eternamente con tal de complacer sus caprichos más descabellados.

El poder al que estaba acostumbrado desde que nació corrompió al niño. Ya no solo mandaba a su pueblo, sino que también los obligaba a hacer cosas terribles solo por su entretenimiento.

Les ordenaba sacrificarse los unos a los otros, morir ante sus ojos, arrancarse las lenguas y ellos lo hacían con el mayor de los gustos, todo para que su rey fuera feliz, porque si era feliz, no les importaba estar mutilados o a punto de morir, ellos eran felices de haberlo servido.

Hasta que un día un visitante llegó a la aldea y no cayó ante sus encantos por el simple hecho de que años atrás, en una guerra sanguinaria, había perdido la vista. Si no podía ver al niño, no podía caer en sus Encantos, así que deicidio liberar al pueblo de la única manera que pudo encontrar.



El silencio se hizo y Letty rodó los ojos porque el drama era la especialidad de Violet, también hacer que los niños de la aldea le rogaran para que continuara era su deporte favorito.

—¿Cuál fue esa manera...? —Titubeó Melanie, la mayor del grupo, quien temblaba de miedo porque solo tenía siete años.

—La única manera de ayudarlos fue una que no les gustó, pero que agradecieron en cuanto fueron libres. —Comenzó Violet con voz llana y Letty no conocía esa historia, pero sabía por el tono de Violet que algo retorcido pasaría. —¡Les sacó los ojos a todos! —Tres niños del grupo huyeron al escuchar el grito de la castaña, los demás no se podía mover. Letty tampoco, pero no era por miedo. —Y pudieron derrocar al malvado rey, pero el pueblo quería venganza y tampoco querían arriesgarse a que, al momento de que sus ojos sanaran gracias al milagro que es la licantropía, el ver el cuerpo los condenara a adorar un cadáver.

She Wolf {Teen Wolf}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora