C.VII 👑

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Esto era obra de Antonio, esta seguro.

-Bien chicos, sujeten sus cinturones que lo que estoy a punto de hacer no esta permitido ni aqui ni en china-

Mala idea.

Siempre tenia malas ideas.

-¡¡¡Vamos a morir!!!- gritaba Joseph desde que se dio cuenta del pequeño problema.

-Nadie va a morir- grito Frank, estaba mas palido cuál fantasma.

Sólo tenia que llegar al jardín, y se que se preguntaran y ha esta loca que le pasa, nada del otro mundo.

SOLO EL AUTO QUE  SE QUEDO SIN FRENOS.

-¡Quitate!- se que era imposible que aquel chico me escuchara ya que iba sumido en sus pensamientos, y además quien se imagina que un auto vendra a derrapar en el pasto, nadie. Exacto.

-¡Cuidado!- grito Frank.

Pobre, tendria que llevarlo a un hospital. Tal vez una ambulancia sea mas segura que mi auto.

El árbol estaba en mi campo de visión, pero nada en mi cerebro hizo clic.

-¡Ahhh!- cuatro gritos.

Todos me siguiero cuando decidi soltar el volante y tapar mis ojos. El panico me invadió.

Las bolsas de aire se abrieron en cuanto el auto toco el árbol, las ramas caian provocando un ruido insoportable.

-¿Estan bien?- mire a mis hermanos y me toque yo, estaba completa.

-¡Otra vez!- grito Gustavo quien reia descontroladamente.

Todos reimos con el, su buen humor nos contagio aun en esta mala pasada.

-¿Estan bien?- una voz llego a mis oidos, no la conocia, sus nudillos golpearon el cristal de mi ventana.

-¿Quien es el?- preguntaron todos, yo le daba la espalda e ignoraba el hecho de alguien fuera de mi auto, oh bueno, los restos de el.

Mis cabeza se giro, viendo fuera de mi auto a un chico rubio, ojos miel y su preocupación a flor de piel.

Solo que algo no estaba bien. El hecho de que algo caliente caia por mi frente y que todo se volvia negro.

El juego de la princesa #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora