C.XI 👑

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No recuerdo cuando fue la ultima vez que jugue futbol soccer.

Mi abuelo, era un magnifico jugador o espero que aún lo sea.

Antes de saber lo que realmente deberia de ser como princesa anhelaba ser futbolista, hasta que mamá dijo que eso no era de señoritas y me lo prohibio, en cambio papá me enseñó todo lo que se.

-No te creo- que hacia en un lugar como este si decia ser un gran futbolista.

-Es verdad- rebusco algo en su chaqueta y saco una tarjeta - Este es mi pase al estadio para entrenamientos- lo observe, seguia sin creerlo.

-Bien, pero necesito esas cosas para hoy- mantenía mi postura, trate de levantarme pero un mareo me volvio a tirar.

-Aun no deberías levantarte- me reprendio, no se en que momento quedamos solo el y yo.

-No me digas que hacer- a este paso terminaria mas vieja y amargada que mi madre.

-No digas que no te adverti- esta vez logre levantarme, pero al dar mi segundo paso sabía que el suelo me recibiria.

Pero eso no paso, en cambio sus manos tomaron mi cintura justo a tiempo girandone y sosteniendome por sus hombros respire entrecortadamente y fue ahi donde mire sus ojos miel mas de cerca, eran distintos tenían un poco de verde en ellos, la luz del sol que entraba por la ventana hacia que su cabello brillara, un dorado nunca antes visto.

-Gracias- dije apenas reaccione a lo que pasaba, habia estudiado su rostro, sus cejas, sus ojos, su nariz perfilada y sus pequeños labios.

Realmente no sabia que me habia pasado pero no lo dejaria crecer, estaba loca si podia permitirme algo con el, aún mas pasajero que fuera.

Me solté de su agarre y subi a la habitación.

Me encerre y pretendi no salir hasta el día de la coronación.

El juego de la princesa #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora