✧ Comienzo

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La manera en la que JongIn conoció a Do KyungSoo no fue la más normal, pero para él sí fue la mejor. Desde hacía meses JongIn había sentido la pesada mirada sobre su cuerpo mientras se deslizaba por la pista de baile.

Estudiar danza había sido uno de sus mejores caprichos, pese a que su familia apenas y podía costeárselo. Por supuesto que JongIn intentaba sobresalir, era un muchacho inteligente que siempre veía la manera de seguir avanzando. Fue así como con el poco dinero que sus padres le enviaran para que siguiera estudiando, JongIn había dejado la mitad y se había ingeniado para pagar un mes en aquella cara institución de danza.

Y fue sólo un mes lo que necesitó para que aquellos ojos se pusieran sobre su cuerpo, para que lo delineara con cada vuelta que su silueta hacía de manera sublime, sobre las puntas de sus pies, con las manos girando de manera etérea.

JongIn era un chico encantador, lo había escuchado de todo el mundo y él lo creía de verdad, por lo que la seguridad que desbordaba podía ser abrumante para muchos, pero necesaria para conseguir lo que se proponía.

Pese a que sus notas en la escuela de Derecho iban bastante bien, JongIn sabía que lo suyo era la música, el arte de hacer movimientos sincronizados que le dieran vida a aquel montón de notas que lo hacían vibrar.

Fue así como una tarde de verano, Do KyungSoo entró a su vida y JongIn supo que sería alguien importante. Se dio cuenta de ello cuando el hombre lo observó detenidamente los días siguientes, mientras hablaba con los encargados de la escuela, murmurando palabras que JongIn no era capaz de escuchar, pero que sin duda alguna le hacía pensar que se trataba de él.

JongIn no era la clase de chico ególatra que podrían pensar; era un chico de familia humilde que había sido criado de buena manera en una pequeña ciudad, con sueños demasiado grandes que se había propuesto perseguir, y con los pies mayormente firmes sobre la tierra, pese a que algunas veces como aquella, se sentía flotando en el aire.

Había salido un poco tarde de sus clases de danza esa vez, JongIn había conseguido una beca que le cubría la mayor parte de la mensualidad, por lo que sus gastos pudieron irse nivelando poco a poco.

Y él se había dedicado a preguntar de manera sutil si aquel hombre que al menos una vez en la semana pasaba por la escuela era uno de los directivos, a lo que uno de ellos, un bailarín entusiasta llamado TaeMin, finalmente le respondió.

ㅡ No, es un miembro del comité de arte de la ciudad. No sabemos con exactitud a qué viene, pero sabemos que probablemente elija bailarinas para los eventos musicales de invierno. ㅡ El muchacho que era de su edad se hundió de hombros, regalándole una sonrisa encantadora, como siempre.

Osito mimado ❀ SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora