Para Min Yoongi el ganar algún campeonato de baloncesto era causa de alegría, pero claro que esta acababa cuando llegaba de nuevo a clases, pues las jóvenes de su facultan consideraban que darle detalles era lo correcto, no entendía esa tradición, pero estaba seguro que el ser el del grupo que mas regalos se llevaba se debía a su apellido y no a su buen porte, por eso lo odiaba, pero no tenia de otro que solo sonreír, como ahora, en el que esas 3 mujeres con el maquillaje marcado que le sonreían. Yoongi no era alguien amable o servicial, aun así, parecían amarlo y eso le hizo comprender algo.
No importaba lo pedante que fuese, el dinero podía maquillar su mal comportamiento, si bien, su físico ayudaba en ello ya que sus ojos gatunos y cabello oscuro combinaban bien con su piel clara, no había más, era delgado, pero un alfa con el ego por las nubes y la humildad por lo suelos y ello le había posicionado con un gran estatus en un lugar donde no le gustaba figurar, pero fingía que sí.
Como también fingía que encontraba atractivas aquellas jóvenes, por lo mismo simplemente toma aquella caj que sabe bien que son chocolates que no comerá, mientras intenta sonreír, no quiere ser grosero, no ahora.
Toda su mañana marchaba bien, su casillero del salón de deporte estaba repleto de cartas llenas de purpurina y palabras cursis que no leería, pero aun así, todo salía como él quería; tendría una cita con su novia, la chica más bella de toda su universidad, con la cual llevaba ya un año saliendo y aunque Min Yoongi era demasiado inexpresivo para con la pequeña omega, le hacía feliz salir con aquella bella joven de cabello tan oscuro como el suyo, le enorgullecía tanto el tenerle, porque para Min solo importaba una cosa, ella era una mujer.
Su vida marchaba bien, había aprendido a ignorar la voz en su cabeza que le reprochaba muchas cosas, estaba siendo "feliz" si lo pensaba de cierta manera, así que cuando su realidad se arruino es día no supo que hacer y es que mientras caminaba por ese largo pasillo las piernas se detuvieron por inercia, pues algo cambio en el ambiente, tardo un poco en entenderlo hasta que su nariz percibió ese aroma. Era atrayente y se sorprendió no haberlo notado antes, se sintió ansioso por saber d donde venia, pero entonces la mueca en su rostro fue de terror cuando esos ojos que conocía muy bien le miraron, quiso huir, pero no, él no corría de nadie y menos de aquel sujeto, así que le mantuvo la mirada mientras se acercaba con tan ya conocido azabache a su lado.
— ¿Min Yoongi? —. Su voz seguía siendo tal y como la recordaba, tan aniñada, tan aguda, tan...perfecta.
— ¿Sí? —. Fingió desinterés rogando porque su voz no hubiese temblado, evidentemente lo hizo.
— ¿Me recuerdas? —. Preguntó aquel joven mientras sus mofletes tomaban un leve color rosado, Yoongi torció los ojos ante la escena, seguía siendo el mismo niño tímido y desesperante.
— No, lo siento—. Trato de irse, pero unos brazos se atravesaron en su camino, como odiaba aquel chiquillo siempre tras el ahora rubio.
— Soy Jimin—. Dijo emocionado, como quien se rencuentra con un viejo amigo, patético, pensó Min.
— Oh, ¿sí? —. Dijo y el otro asintió varias veces.
— Me fue imposible reconocerte sin los kilos de más ¿Cuántos perdiste, quizás 30? —. Dijo burlesco y disfruto el ver gruñir a Jungkook, pues muchas cosas aún no cambian.
— 10—. Susurro Jimin, su compañero y cuidador solo bufo cruzándose de brazos.
— Bien, fue un gusto verte, pero debo irme, no puedo seguir malgastando mí tiempo—. De nuevo Jungkook no le dejo ir, Yoongi solo podía pensar en cómo había crecido y en que necesitaba la rutina de este, pues sus músculos eran marcados.
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A boy? ((OMEGAVERSE )) YOONMIN (EDITANDO)
Fiksi PenggemarDonde Min Yoongi se niega amar a Park Jimin, pero, su lobo también se niega a obedecerlo y una persona misteriosa se encarga de arruinar la vida de estos dos. Única regla: no confiar en nadie. menciones de otros ships.