𝙥𝙤𝙧 𝙡𝙤𝙨 𝙗𝙪𝙚𝙣𝙤𝙨 𝙩𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙥𝙧𝙤𝙣𝙩𝙤 𝙫𝙚𝙣𝙙𝙧𝙖́𝙣

2.7K 278 134
                                    

          

Lo pensé demasiado para ir.

¿Qué era lo que ella quería? Realmente salir con una extraña no era la mejor idea pero, debía admitir que era una linda extraña por lo que realmente no me sorprendió cuando me encontré a mí mismo conduciendo hasta el lugar.

Que resultó se un orfanato, entonces, ya no me sonó tanto a cita, más bien parecía un secuestro, no sé, imagino lo peor siempre.

Me bajé del auto algo confundido y caminé hasta la entrada donde divisé una cabellera castaña ondeando con el viento, me acerqué y le toqué el hombro, se volvió con una enorme sonrisa, imposible, esa joven sonreía todo el maldito día.

— ¡Viniste! — chillo emocionada, vaya cuerdas — No lo puedo creer, te estaba esperando pero al mismo tiempo pensé que definitivamente no vendrías.

— ¿Entonces para qué me invitaste? — cuestioné rodando los ojos — Esto no es una cita.

— Por supuesto que no lo es. — negó imitando mi actitud de hacía unos segundos — ¿No leíste el letrero?

— Sí, un orfanato ¿Qué hacemos aquí? — me crucé de brazos mirándola — Eres muy rara, ya me dio miedo. — la chica soltó una enorme carcajada.

— No lo soy y no tienes porqué tener miedo, has visto demasiadas películas, cómo se nota que nunca visitaste uno. — sus pies empezaron a caminar hacia adentro y yo por inercia la seguí hasta la puerta — Deja de decir tantas tonterías, por favor, se me está haciendo tarde.

— ¿Tarde? — repetí mientras empujaba la puerta para entrar y se dirigía a una mujer que estaba sentada en una mesa, como si fuera una recepcionista — No, espera, tienes que decirme tu nombre ahora, yo he venido.

— Hola Sienna, siento el retraso, Maddie está enferma y Finn va ayudarme hoy. — mencionó presionando mi hombro ¿Ayudarle? ¿Qué carajos? Solo vine por un polvo con esta chica, y ahora terminaré haciendo dios sabe qué. La mujer asintió y se fue a la parte de atrás

— Oye, no no no, yo no he venido a ayudarte, se supone que me dirías, tu nombre, solo eso quiero y luego me iré a beber la conciencia y a jugar vídeos en mi cueva de lobo. — exclamé presionando el puente de mi nariz.

— ¿Y crees que yo soy estúpida? — preguntó apuntando su nombre en un cuaderno que había en el mostrador — No, tú, me ayudarás y luego, haces lo que quiera que te parezca divertido en tu cueva. — sonrió ampliamente y la mujer volvió con dos gafetes que decían visitantes — Gracias Sienna, ten un lindo día. — esta tipa sonreía todo el día, empezaba a estresarme, las personas no son tan felices todo el tiempo.

Y detesto esa felicidad que solo se tiene para complacer a los demás.

Ese es mi tipo de felicidad.

...

Así que ese día terminé sirviendo almuerzos para unos niños, todos vestían igual, parecían cómo uniformes, tenía esta imagen de un vídeo de Pink Floyd en la cabeza a excepción que estos pequeños parecían de hecho felices por lo que les servíamos, parecían hambrientos, pero su energía... estaban llenos de vida y eso me hizo sentirme mal porque los chicos de un orfanato, sin padres, sin todo lo que yo tenía parecían llevar una vida más feliz que la mía, tenían esa ilusión en los ojos, esas sonrisas, esta vitalidad, esas ganas de vivir, estaban llenos de esperanza y todo eso yo lo había perdido ya hace rato.

Mi vida es una porquería, lo menos que puedo hacer es devolverles una sonrisa genuina cuando ellos dicen gracias por los fríjoles malolientes que les estoy sirviendo, para empeorarlo soy tan torpe que siempre les salpico la ropa.

Esperaré por ti; fillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora