𝙮 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨 𝙥𝙧𝙤𝙣𝙩𝙤 𝙨𝙖𝙣𝙖𝙧𝙖𝙣

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Millie se monta en el autobús y la veo irse lentamente, incluso sigo el vehículo con la mirada hasta que vira en la esquina desapareciendo por completo, me siento paralizado. Estoy consciente de que no se puede cambiar de la noche a la mañana pero cuando ella me habla tiene cierta tendencia a llenarme de esperanza, a transformar las cosas por mejores oportunidades, es como una carga positiva en mi vida.

— Me agrada. — la voz de Jaeden me sorprende luego de un rato, ahora está a mi lado — Es como linda.

— ¿Cómo? — repito arrugando las cejas, hay algo en el comentario de Jaeden hacia la chica que me molesta, aunque no puedo definir qué es.

— Sí, no lo sé, no se parece a nadie que haya conocido antes. —me relajo al oírle esta vez sonrío levemente complacido.

— Entiendo lo que dices.

— Es como si de su boca solo salen cosas lindas y simpáticas. — ni siquiera yo puedo decirlo mejor — Solo que es demasiado ingenua y si no se cuida la vida le dará un golpe.

— ¿Cómo a nosotros? — pregunto mirando mis pies.

— Cómo a nosotros. — repite Jae.

— No me gustaría que le pasara eso, ese brillo en los ojos... — suspiro desanimado de solo pensarlo — No debería perderlo nunca.

— No lo merece, es de el tipo de personas que desearías cuidar para siempre. — me vuelvo hacia el bajista y abro la boca por unos segundos antes de decir:

— Tú sí me entiendes. — afirmo antes de abrazarlo, él se sorprende un poco pero aún así con algo de incomodidad me lo devuelve, igual Lieherbe es demasiado abrazable, o eso dice Jack.

— Siempre. — dice entretenido para luego separarse. Ambos comenzamos a caminar hacia dónde están los otros dos esperándonos, tenemos un par de entrevistas más — ¿Finn? — le miro con curiosidad — No la jodas con ella ¿Sí? — arrugo las cejas sin comprender — Meterte en las pantis de una chica tan buena y linda, ó sea es toda una hazaña, no lo dudo y un buen reto, pero, no sé, es diferente, no la descarriles.

Siento ganas de vomitar, lo juro.

— ¿Qué?

— Yo sé que es bonita y que puede gustarte...

— Dios ¡No! — grito deteniéndole — No, no me gusta, eso no es lo que quiero con ella. — su reacción me indica que parece confundido ante lo que acabo de decir.

— ¿No te gusta? — niego — ¿Por qué? te juro que parece que... ya sabes, es una de tus conquistas. — hago una mueca y es decir, no es porque no sea gustable todo lo contrario.

Es graciosa.

Linda.

Amable.

Tierna.

Dulce.

Diferente.

¿A qué chico no le gusta eso?

— Porque no me gusta, solo... somos amigos. — afirmo antes de subirme al auto.

Y la verdad es que no puedo ni pensar en que alguien tan roto y defectuoso como yo tenga algo que ver con una persona como esa señorita tan perfecta y pura, que esa alma tan limpia se ensucie con toda la mierda que llevo por dentro o siquiera se involucre, no me gusta ni siquiera pensar que es atractiva, físicamente hablando, porque uno no debería tener pensamientos así de alguien quien merece el mejor de los respetos.

Ni siquiera creo valer lo suficiente para que me guste, Millie es intocable, no me tengo permitido pensar en ella de manera romántica, no lo merezco.

Esperaré por ti; fillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora