𝙮 𝙥𝙤𝙧 𝙡𝙖𝙨 𝙣𝙤𝙘𝙝𝙚𝙨 𝙚𝙣 𝙨𝙪𝙚ñ𝙤𝙨 𝙫𝙚𝙣𝙙𝙧𝙚́

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— Finn. — suelta Millie en un jadeo cuando me siento a su lado en una de las bancas de la iglesia. Su madre fue quien me dijo que ella estaba al ir a buscarla a su casa.

Yo no digo nada. Sigo algo perdido, no puedo creer que lo hice, a decir verdad me siento algo imbécil, pero eso es cosa de siempre.

— ¿Qué haces aquí? — pregunta luego de un rato — Deberías estar en la gira. — yo asiento un par de veces.

— Tienes razón, debería, aunque tenemos un par de días libres, mi plan era ir a Nueva York con Jaeden pero bueno ahora estoy aquí. — sorpresivamente mi voz suena calmada, ni siquiera yo me reconozco — ¿Qué haces tú aquí?

— Tenía ensayo, terminó hace unos minutos, solo quería estar sola un rato... — empieza y sacude su cabeza — Pero no, no me cambies el tema, igual, entonces deberías estar en Nueva York, no aquí, vete. — suspiro y paso una mano por mi cabeza, vaya, no lo esperaba así.

— No. — contesto y rodeo sus hombros con mi brazo con total naturalidad — No me voy a ir, estoy aquí por que voy a luchar, lucharé por ti, lucharé porque cuando tú decidiste alejarme no lo hice y simplemente te lo permití, tomaste esa decisión por ambos, no pensaste en lo que yo quería y sé que fue con tú mejor intención, querías protegerme pero ya no me protejas más, ahora estoy aquí y no me iré, y no te dejaré alejarme por que yo vivo por mí, no vivo por los demás, me amo a mí y así puedo amar a los demás ¿Entiendes? ya no hago todo por los otros, ya no seré Finn el amigo de, el hijo de, el de la banda, el ex- novio de, no, solo seré Finn Wolfhard y Finn Wolfhard toma sus propias decisiones.

Brown tapa su cara con sus manos y niega.

— Te odio. — murmura abrumada, yo río.

— No, no me odias, me amas y lo sabes, yo también lo sé y yo también te amo. — aseguro acariciando su hombro suavemente.

— Finnegan... no puedes hacerme eso. — exclama mirándome — He luchado tanto por no llamarte, por no ir a buscarte por quedarme aquí y aceptar lo que Dios tiene para mí, muchas veces le pregunto porqué y me respondo a mí misma con un: Dios sabe por qué hace las cosas, mis planes son pequeños comparados con los que él tiene para mí, no debo cuestionarlo. — lágrimas empiezan a salir de sus ojos — No me hagas esto ahora, porque sí, tal vez a ti te dolió que yo te dejara pero no sabes cuanto sufrí al tener que dejarte ir, por favor, no hagas esto más complicado. — alzo mi mano y limpio sus lágrimas con cuidado, esto no es lo que yo quiero.

— Lo siento pero te equivocaste. — susurro poniendo ambas manso sobre sus mejillas — Cuando dijiste que me sacarías antes de que me involucrara más contigo, porque Dios, Mimi, yo estaba muy hundido, estoy, no quiero dejarte ir, aunque lo pidas, no lo haré, porque sé que sufres sin mí y yo sufro tanto sin ti, es tonto querer mantenernos alejados, yo te amo y te amo de la manera correcta ¿Qué no lo ves? he decidido amarte y me comprometo a hacerlo porque el amor es una decisión, esto, esto que siento por ti no es una emoción, es más que eso, esto que siento por ti me lleva a hacer las cosas correctas, porque el amor es una acción, y te amaré para siempre aunque tú no lo quieras aunque tú me pongas difícil amarte porque el amor es una habilidad, esa es mi habilidad el poder quererte aunque sea difícil y finalmente... — suspiro mientras pienso en la última lección — Yo te voy a amar todos lo días,  lo hago y nunca dejé o dejaré de hacerlo porque el amor es un habito y no desaparece solo porque tú o yo queramos. — me acerco y apoyo mi frente en la suya — No importa lo que pase, no importa cuando tiempo nos quede, no voy a dejar de hacerlo e incluso cuando te vayas no dejaré de hacerlo y ese amor, me salvará, o más bien, ya me salvó, tú me salvaste y cuando ya no te tenga recordaré cuanto te amo y estaré bien. Así que no, no me voy a ir. Y te ruego. — niego un poco mientras siento el nudo en mi garganta y cómo mi voz se quiebra poco a poco — Te imploro, que me dejes amarte y me regales hasta el último de tus días, porque te juro que haré que sean los más felices.

Esperaré por ti; fillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora