Majestad

4.

Tres semanas.
¿Quién se creé que es?, No me dirige la más mínima palabra, Me evade e ignora.  Un príncipe. 
¿Debería molestarme?, Pues claro que si. Se supone que yo soy superior a el. Debe respetarme, Temerme.
Se va arrepentir.
El estaba ciego. La irá suele cegar a toda clase de persona, Dejándonos insoportables o aveces sensibles.

— ¡Ruat! — Allí estaba, Junto al otro tipo. Sigo creyendo que son algo, Se la pasan juntos todo el tiempo y ni hablar de esas miradas que se dedican.

— Que Desea Príncipe — inclina un poco su cuerpo, para realizar la reverencia.

— Dónde Está el de clase baja — No quería ni nombrarlo.

— Bardock — Sonríe, ¿Por qué lo hace? — Él Está en el cuarto que usted le asignó.

— Maldito, Debería estar patrullando por el castillo.

— Su Excelencia el ya cumplió su horario, Por eso estamos nosotros por aquí — Miré al saiyan más pequeño, Estaba colorado.

— Esperó Que no me estén mintiendo — ambos suspiraron.

— Claro Que no — Ahora hablan los dos al mismo tiempo. Esta claro, Estos dos son algo más que amigos.

— Sigan Patrullando, Déjense de cursilerias.
Me aleje al oír un "Si Príncipe" como debía ser respondido. 
El camino no era tan largo. Las suelas de mis zapatos hacían eco en el Palacio, Evadi ese ruido. Estaba enfocado en otra cosa... Mejor dicho enfocado en una persona. Estaría apunto de volver a entrar, De nuevo en su cuarto.
No borró  ese momento de mi cabeza.
Sus labios se chocaban con los míos de una manera...Unica, Nueva para mi. Jamás me habían besado la verdad nunca lo creí necesario. En eso era diferente al resto de los adolecentes. A mi edad estan todos con las hormonas por los cielos, algunos ya tienen pareja e hijos. Eso es normal en nuestra raza, ya que nos consideran aparte de fuertes Pasionales.
Parpadeo varias veces al notar que ya estaba parado, frente la puerta de roble.

— ¿Ésto Es correcto? — La saliva no pasaba por su garganta, Sentía como si algo estuviera impidiendo su pasó — Debo hacerlo, Este incompetente debe saber con quién está tratando.

Suspiró y entro al cuarto, Sin antes golpear. Uno diría que es de mala educación, Pero a el no le importaba eso. El era un príncipe y ése era su castillo. Por ende el mandaba.

— Levantate Holgazán — Lo único que recibió fue un chasquido de labios. ¿Iba a seguir evadiendolo? — ¡Oye! — Se acercó para jalarlo de la cama, Pero...Algo ocurrió — ¡Alejate Basura! — Digamos que no le salió como el esperaba. El jalado había sido el, lo  que ocasionó que caiga sobre su formido pecho.

— ¿Por Qué grita Príncipe? — Su cara ya traía ese color carmesí.
Era la primera ves que lo oía decirlo. Sonaba tan bello de sus labios.  Príncipe...Su cabeza no debaja de reproducirlo —¿Está Bien? — Lo Negó.

— No Lo estoy.

— ¿Por qué?, ¿Le Ocurrió algo? — Sonaba preocupado. ¿El le importaba? — ¡Hablé!.

— ¿Por qué Debería contarte? Si ni te interesa — Esas palabras habían sonado muy duras.

— Mi Deber es protegerlo — De nuevo, Su pulso se había acelerado. Cómo cuándo unieron sus labios por primera vez — Estoy Para eso. Para Servirle.

Era mentira. El lo necesitó todos esos días. Quería saber sobre el, conocerlo más.
Por alguna extraña razón ese hombre de clase baja le llamaba la atención.

— Mientes. ¿Dónde estuviste todos estos días?, ¿Por Qué me evadias?.

— Okey, Le diré la verdad — Sus grandes manos de posaban en su cintura. Una extraña sensación lo envolvió - Usted Me hace sentir cosas que no quiero. Decidí alejarme para ver si podía, Pero....Fue diferente. No estaba aguantando estar lejos suyo — Estaba sin palabras, Su corazón no dejaba de latir con fuerza —.

— ¿Que Te hago sentir?.

— Excitación, Usted me atrae. Me vuelve loco Príncipe — Estaba apunto de alejarse, Sabía que eso no era aceptado. Sería repudiado por su Padre y el Reino.
De nuevo ese choque de labios. Esta vez sería diferente, Porque el besó estaba siendo correspondido por su Majestad.