Majestad

8.

Pareciera que su corazón saldría de su pecho. Traía la garganta tan seca, Como si no hubiera bebido por días.
Su pareja también estaba en la misma situación. Lo notaba pálido, Algo no andaba bien.

— ¿Dónde Está mi Padre? — Los guardias se miraban entre ellos.

— El No quiere que nadie lo vea, Está en un asunto importante en la sala Real. — Los empujó y se adentró al castillo — ¡Príncipe...!

Bardock lo seguía como un buen soldado.
Empujó las dos grandes puertas de roble. Al cruzar miradas con su Padre se arrepintió de haber entrado sin avisarle.

— ¡Vegeta, Que Es esa manera de entrar! — Arrepentido se planto al frente de su Padre y se inclinó en forma de respeto, Miro a Bardock y este imitó su acción.

— Lamentó Mi comportamiento Padre, Pero necesitaba verlo. — Una fuerte carcajada inundó la sala. De nuevo volvió esa sensación....Era de peligro, Miedo. Al levantar la mirada noto una figura extraña; Piel violacea, una cola y pies deformes. Dio unos pasos hacia adelante mostrándose ante ellos, Parecía una largatija de  piel rosa con tonos violetas.

— Que Desobedientes vienen los jóvenes hoy en día, No lo crees ''Rey''—.
Le parecía extraño. El conocía a todos los socios de su Padre, Amigos también. Debía familiarizarse con todos ya que sería el próximo gobernante.

— Si, Luego tendrá su castigó — Trago grueso al oír eso de su Padre. Sabía que venía.

— Así Que tu eres el próximo heredero al trono — Su piel se erizo al verlo tan cerca suyo. Caminaba en círculos alrededor suyo, Como si de un depredador se tratase.

— Si, Señor — No sé mostraría débil ante nadie. Sus ideales no se lo permitían.

— Ya Veo....Mucho Gusto entonces — Se alejó un poco para verlo. El lagarto era bajito no tenia porque temer, pero algo en el era extraño. Cuando conectó sus orbes negros a ese tono rojizo, Casi como la sangre...Lo hizo sentirse más pequeño que ese sujetó. — Lord Freezer.

— Vegeta. — Murmuró y giro su vista para ver a su Pareja — El Es Bardock, Mi soldado — Le incómodo un poco el ''Mi''.

— ¿Acaso Tu soldado no habla?, No tiene lengua o que. — Su tono de voz era pura Burla. Vi cómo se paro delante suyo había algo diferente en Bardock. No apartaba la mirada de ese bicho, Apretaba sus puños y sus dientes hacían un crujido....Como si estuviese a punto de moler a golpes a este sujeto.

— Bardock — Le llamé, No me contestó. Desafíaba con la mirada a Freezer.

— Que Simio extrañó — Se dio la vuelta y detuve a Bardock, Tomandolo del hombro. Estuvo a punto de tirarse sobre el lagarto. — Me Retiró. Será mejor que arregles ése asunto Rey. Si no ya sabes lo que les espera — Padre Sólo Asintió haciéndole una reverencia. Eso me extraño de sobremanera.

— Vegeta... — Sabía lo que venía ahora. Bardock estaba más calmado. — Vete al calabozo.

— ¡Pero Padre!, Dime quién era ese sujetó — El cuál desapareció como si nada.

— ¡Cállate y ve al calabozo! — Gruñi por éso. Merecía saberlo.

— No Entiendo como quieres que gobierne, Si ni siquiera se sobre ese sujetó — Le di la espalda y salí de allí. Bardock me siguió.

— Vegeta — Por fin habló.

— Quiero Que te vallas — Dejé de caminar. — Es Turno de que cuides el castillo desde afuera.

— No, Iré contigo.

— ¡Vete! — Di la vuelta para encararlo — ¡Es una orden!.

Suspiró y se alejó de mí. No quería ser así pero no tenía opción. No lo meteré en problemas, Se que golpeará a todos por ver el castigó de mi Padre.
Me adentre al calabozo, Allí estaba mi Padre a un lado tociendo. A su lado un tipo alto, Grandote y calvo. Traía una cadena gruesa en sus manos. Me puse de espaldas a la pared, Retiré mi armadura y sentí el primer golpe. Era insoportable....Azotaba la cadena con fuerza contra mi espalda, Intentaba mantenerme de pie. No caería, Resistiría como tantas veces atrás lo había hecho. La sangre comenzaba a brotar de mi cuerpo, Lo sentía al igual que mi piel expuesta.
Recuerdo cuando era pequeño, Había desobedecido a mi Padre y fue la primera ves que conocí este horrible lugar. Nunca más volví a desobedecerle hasta este momento.

Había parado sus movimientos, Fue ahí cuando caí de rodillas frente a mi Padre. Cómo el siempre me decía... De rodillas ante el.

— Esperó Que hallas entendido —.

— Si, Padre — Fue lo último que dije. Ahora me encontraba maldiciendolo de todas las formas posibles dentro de mi cabeza.