Sonríe

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Jazmín era de esas personas con un Grado de Positivismo muy elevado. Donde llegará ella había Alegría, tenía Buena Onda con todos, salvo con esas personas que le daban mala espina de entrada, nunca se equivocaba, creía tener sexto sentido así que le hacía caso a su olfato, tal como los perros al suyo. Todos querían estar con ella cuando llegaba a un lugar, pués claro, a todos le servía su buena energía. Pero nadie sabía que eso era un mecanismo de Autodefensa, la realidad era que Jazmín al acostarse por las noches se sentía sola y desganada, sin ganas de levantarse al otro día. No tenía porque hacerlo, su padre le había dejado una herencia tan grande que sí quería podía vivir acostada y encerrada en las cuatro paredes de su monoambiente. Cuando ella lograba pararse de su cama, se miraba al espejo y veía el reflejo de lo que no queria ser, así que se daba palmaditas en la cara, se remojaba los ojos, esbozaba la mejor sonrisa que podía en el momento y salía a caminar, buscando llenarse de la energía que emanaba el Sol y el Verde de los Árboles, caminaba sintiendo el viento sobre su cara, su cuerpo y todo su ser. Así ella lograba afrontar el día. Se guardaba imágenes en sus retinas, como alguna flor que vio al pasar, para luego plasmarla en un lienzo.
El desgano que tenía actualmente Jaz se lo debía a Elena, que aunque terminaron en buenos terminos hace ya algunos meses, ella la seguía queriendo, y quería que volviera, quería tenerla en su cama nuevamente, pero ¿qué más podía hacer Jazmín? No podía obligarla a volver, jamás obligaría a nadie a estar con ella.
Jazmín sufría día tras día, no recuerda haber tenido buenos tiempos, salvo con Elena, pero ella ya no estaba así que prefería no contarlo, recordarlo bien pero guardarlo para no seguir lastimandose así misma. Antes que Elena, Jaz paso por muchísimas más cosas que guardaba sin rencor para que no dolieran, era otro método de Autodefensa. Su Madre la había abandonado de chiquita, dejandola con su Padre, quién nunca aceptó que ella fuera Lesbiana, tuvo muchos choques con él intentando abrirle la mente pero no lo logró, era cabeza dura, con el tiempo se rindió y sólo aceptaba el cheque que le enviaba todos los meses. A su Madre fue a buscarla a París con toda la esperanza del mundo, pero cuando la encontró luego de meses de estar viviendo allí, ganándose el pan de cada día como podía, la mamá tuvo la caradurez de decirle que se vaya y no la buscará más. Así fue como volvió a Buenos Aires, sin más que hacer, no sabiendo que hacer con su vida.
Dicen que las cosas llegan cuando menos las buscas, Jazmín creía profundamente en eso. Entró en un Barcito de Palermo, se sentó en una mesa al fondo cerca de la cocina, miro a su alrededor y vio poca gente, algunas charlando con otras y otras solas tomándose un café, observó que en las paredes de color Naranja habían pintadas Flores de Jazmín y en centro de tan hermosa enredadera había una frase que decía "Sonríe, la vida te prepara sorpresas, y de las buenas", al leer esto Jaz esbozó una sonrisa como si leyera lo que necesitaba oír.
Se acerco un Joven alto, afeitado al ras y con un Jopo que podía distinguirse a una buena distancia. Observó la sonrisa de Jaz por un par de minutos
-Linda frase no? Mi abuela la decía siempre que me veía triste, luego me preparaba una taza de té o chocolatada
-Muy sabía tu abuela- dijo Jaz, saliendo del trance
-Ajá. Una genia la nona. Vas a tomar algo?
-Un Té de...
-Dejá, te hago la especialidad de la abuela, sirve para estos casos- le guiño un ojo, dio media vuelta y se fue. Al rato volvió con una bandeja que contenía un Té, unas galletitas y una galleta de la Fortuna.- El té es de Manzanilla y Rosa Mosqueta, las galletitas especialidad de la casa y bueno, Suerte con esto- dijo mientras le entregaba la Galleta de la Fortuna. Jaz no creía en esas cosas pero igualmente la tomo y sonrió devolviendole el gesto a aquel mochacho.
-Muchas Gracias, no era necesario tanta molestia.
-Claro que si lo era, es que una bella sonrisa no puede estar tan apagada.
Jaz sólo se limito a sonreír. El muchacho la dejo merendar tranquila volviendo a la cocina.
Colocó dos sobrecitos de azúcar en aquel Té y lo probó, cuando sus papilas gustativas sintieron la nota justa de Manzanilla y Rosa Mosqueta pudo notar como su alma sintió que aquellos sabores la abrazaban, sintiendo un confort difícil de explicar. Comió y bebió todo, dejando la galletita de la Fortuna para el final, la partió, tomo el papel y leyó para sus adentros "Una aventura te está esperando", sonrió con satisfacción y guardo aquel papel en el bolsillo más chiquito de su cartera, para no perderlo.
-Y? Que tal todo?- Indago el muchacho de jopo con una sonrisa que esperaba pacientemente.
-Todo muy bien, tu abuela sabía como sanar.
-Te dije que era genia la nona.
-Te doy la razón. Cuanto es?
-Nada, con tu sonrisa me basta.
-No me gusta tener deudas.
-No es una deuda pichona.
-Lo es para mí, pichón- contesto Jazmín con sarcasmo.
-Entonces te cobro con ayuda en la cocina,estoy demorado y no llego para la cena de esta noche. Pidieron reservado el bar, y me falta terminar el postre. Ah, perdón, sabes de cocina?
-Por supuesto, vamos.
El muchacho sonrió con entusiasmo- Javo- le extendió la mano
-Jazmín - junto su mano con la suya y la apretó fuerte, si algo le había enseñado su padre era a apretar la mano fuerte cuando alguien te saluda para imponer respeto.
-Tranquila Juanca- le dijo Javo por el fuerte apretón de mano.
-Estoy Tranquila Grace- dijo Jazmín por lo Mujercita que parecía.
Así fue como Jazmín nunca más se separo de Javo, y los apodos Juanca y Grace nunca más desaparecieron. Jaz se sentía muy afortunada, y guardo aquel papel de la Galleta de la Fortuna en su cajón que lo apodo "Nuevas Aventuras".

Aprendiendo a Amar - Flozmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora