Capítulo 13| Incómoda

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Odiaba encontrarme en este tipo de situaciones, las situaciones incómodas, o las cuales estabas llenas de silencio.Tal vez el silencio era incómodo o tal vez agradable, no lo sabía con claridad.

En lo único que podía concentrarme era en la sonrisa de Shawn.

  —¿No te gustó?— Me preguntó haciéndome reaccionar.

 — S-sí, claro que me gustó— Dije dudando un poco, también estaba bastante confundida— Pero lo que no entiendo es por qué decidiste escribir sobre mí

  —Para que veas, que no estas sola Miley— Para este punto de la conversación, el había vuelto a dejar la guitarra en la pared y estaba arrodillado frente a mi— Todo esto, se que es difícil, pero pasará, y no tienes por qué enfrentarlo sola— Tomó una pausa y continuó—Me tienes a mi para ayudarte, un amigo

Me quedé callada sin saber que decir, luego de varios minutos de silencio, hablé con voz distante 

— Lo agradezco Shawn, pero ahora mismo necesito estar sola, y no quiero estar bien

El se quedo en silencio, y yo solo me marche de su casa para ir a la mía y encerrarme en mi habitación, no tenia ni idea de como esto iba a afectar mi vida. Necesaria un empleo o tal vez la policía me enviará a vivir con mi papá, pero el seguramente no me querrá con el, y me enviará a un orfanato hasta tener 18 y ser legalmente adulta. Si llego a estar en un orfanato hasta los 18, viviré bajo un puente. Comeré basura, pediré dinero en la calle, y moriré por algún lugar. En la calle, en la acera, algún parque o por las orillas del río o bosque. Tenía un problema en manos. 

Seguía pensando que iba a pasar conmigo, ahora que estaba completamente sola, exceptuando a Shawn, cuando unos golpes en la puerta de la sala se escucharon, se escucharon tan bajo que creí que era parte de mi imaginación, así que decidí dejarlo pasar. Segundos después se vuelven a escuchar, así que bajo hacía la sala y abro la puerta.

  — ¿Qué quieres?— Pregunté de la forma más fría y insensible que pudé

— Debemos hablar

Ví su auto estacionado en la entrada de la casa, y como tenia unas maletas en sus manos, como estúpida lo dejé pasar. El se sentó en el sofá de la sala, me senté a su lado.  

  — Habla— Añadí seriamente.

— Escucha Miley, lamento aparecerme así después de tanto tiempo y de todo el daño que te causé, pero ¿Todo el mundo merece otra oportunidad verdad?— Preguntó con una pequeña sonrisa— Quiero hacerme cargo de ti, ser el padre que dejé de ser para ti desde hace tiempo. Perdón hija,lo lamento muchísimo.— Comenzó a llorar silenciosamente, pero no dejó de hablar con la voz inestable — Quiero ser tu familia ahora, tu y yo juntos contra todo esto, solo nosotros...

No respondí quede en silencio, el seguía llorando, yo me quede pensando en que hacer qué hacer... El nos abandono a mamá y a mí, nos dejó a nuestra suerte, también el no me hablaba desde que Thomas me llamo Puta y mostró las "Pruebas", el había comenzado a odiarme en silencio, no me hablaba para nada. Una luz se encendió en mi cabeza, Thomas.

Thomas rompió a mi familia, y causó todo esto, el causo la separación de mis padres,que ellos me odiaran, la escuela también, y que todo el peso que tenía mi madre sobre sus hombros la obligará a quitarse la vida, que causará que ella murió odiándome. 

Me levante de golpe, papá me miró, pero solo salí corriendo de la casa, escuché su gritó en la entrada mientras el me veía como me alejaba.

  — ¡Miley!

— ¡Te perdono papá!— Grité mientras le sonreía— ¡Pero tengo que hacer algo!

Corrí pasando la escuela de largo, la gente me veía pasar, solo se hacían a un lado y dejaban pasar a la chica loca, desquiciada y furiosa corriendo por la calle como si su vida dependiera de eso pero a mi solo me controlaba la furia. Estaba siendo muy impulsiva, tal vez demasiado. Llegué a la calle donde vive Thomas, por suerte, el vivía solo desde hace tiempo. Toqué la puerta y esperé hasta que me abrió. Estaba despeinado, sin camisa y solo tenía puesto unos boxers que apenas le cubrían sus partes. Si esta fuera otra clase de situación, probablemente estaría sonrojada y muy nerviosa ante la presencia de su tan poca ropa. Pero solo me dio asco y repulsión, me alegra que en este momento no sea otra situación.

  —  ¡Miley! ¿Viniste a pasar un buen rato conmi...

Y antes de que siguiera hablando le pegué un puñetazo en el ojo que le quitó la sonrisa que tenía. Le volví a pegar otro pera esta vez en la barbilla, y pegué la patada más fuerte que di en en mi vida en su miembro.El cayó al piso en segundos mientras se retorcía de dolor, puro dolor. Eso me causó una extraña satisfacción.

  — ¡Sal de mi vida imbécil!— Le grité para luego darle una última patada en las costillas, luego me fui caminando de ahí con un peso menos. Esta vez, solo volví a casa 

Mala Reputación  |S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora