Capítulo 5

151 14 6
                                    

Él auto nos persigue y ya no son uno, si no dos autos lo que vienen tras de nosotros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Él auto nos persigue y ya no son uno, si no dos autos lo que vienen tras de nosotros.

— ¡Sígueme! —exclama el ángel.

Corremos en la oscuridad de la noche, al doblar la calle veo unas luces que resaltan desde los edificios. Una discoteca llena de personas sale a nuestra vista.

Estoy a punto de decirle que esta es la peor idea que se le puede haber ocurrido, cuando exclama.

—Perdamos entre estas personas.

Tinkerbell esquiva a todos con gran facilidad, sin embargo, yo más de alguna vez piso a alguien o recibo un manotón.

Llegamos a la entrada de la disco y veo a los guardias, dos gorilas que solo dejan a entrar a ciertas personas.

—No podremos entrar —le susurro.

Este no me mira y se acerca a los gorilas, lo intento detener, pero ya es tarde.

Uno de los gorilas lo queda mirando de malas.

—Hey tú, vuelve a la fila —exclama.

El ángel no le hace caso.

— ¡He dicho que vuelvas a la fila! —apunta con su dedo gordo la fila que está detrás de nosotros, algunas personas nos miran molestos por meternos a la mala.

—Queremos entrar —dice el ángel —mi amiga y yo.

El gorila me examina y luego vuelve su vista hacia él.

—No me interesa, deben hacer la fila como todos los demás.

—No podemos esperar —dice el ángel con urgencia.

Lo intento tomar del brazo —hey, será mejor que...

— ¡Shh! —me hace callar —nos dejara entrar.

— ¿Cómo lo sabes?

—Porque lo obligare.

—Ángel....

Da un paso hacia la entrada. El gorila lo observa, se nota que esta cabreado. Va a sujetar al ángel del brazo, pero este se mueve rápido esquivándolo. Él ángel lo queda mirando y lo siento, siento como si la energía del lugar estuviese siendo absorbida por un hoyo negro que traga todo a su paso.

Observo al ángel, tiene los ojos fijos en los guardias.

Luego de unos segundos, los gorilas lo quedan mirando, veo sudor en sus frentes.

—Eh... está bien... pasen, entren luego —dice uno de ellos.

Él ángel sonríe, una sonrisa de un tipo que celebra la victoria después de haber cometido una fechoría.

Miro a los guardias sorprendida ¿Qué los hizo cambiar de opinión tan rápido?

Ambos entramos a la discoteca, está llena de personas danzando de un lado a otro. El olor a cigarro, sudor y tragos me inunda la nariz.

Mi Nombre es AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora