Capítulo 10

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Mientras caminamos me invade la sensación de que no saldrá nada bueno de todo esto. Primero un arcángel que se ha vuelto malo me maldice, luego Razi me dice que debemos ir a un lugar donde hay ángeles que aún mantienen asuntos pendientes con él y que por cierto, no son buenos ni malos y ahora me encuentro frente a un bar. ¿Que diablos hacemos aquí?

—Pensé que los ángeles no bebían —comentó.

—No hemos venido por un par de copas, Annie —dice mirando la entrada —este es el lugar donde los ángeles se ocultan.

Alzó una ceja — ¿en un bar común y corriente?

—Es por eso mismo que están aquí, nadie sospecharía de ellos, ni siquiera tú.

Buen punto.

Entramos y bajamos unas escaleras. No, nos encontramos con nadie vigilando la entrada, ni matones impidiendonos el paso, lo cual lo considero extraño.

— ¿Porque no hay nadie vigilando la entrada?

—Nadie entra a este lugar.

— ¿Porque? es un bar ¿no?

—Porque por si no lo notaste la puerta principal está manchada con sangre.

Alzó las cejas — ¿qué?

No me di cuenta de ese detalle. Seguimos bajando y cuando llegamos veo un grupo de personas bebiendo sentadas en taburetes de cuero. Observó los rostros de los presentes y puedo deducir enseguida que son ángeles, y es que su rostro es verdaderamente hermoso comparado con los mortales normales, como yo.

Observó hacia todos lados y me encuentro sorprendida. El ángel tenía razón, hay mujeres ángeles, extremadamente hermosas que con solo mirarlas te corroe la envidia.

—Vaya, vaya, vaya, si es Raziel —dice una voz femenina detrás de nosotros. Ambos nos giramos.

Es una mujer alta, de cabello azabache. Va vestida con jeans y una camisa corta. Parece una mujer ordinaria, excepto por ese aire místico que destila a su alrededor.

—Kadia —responde Razi.

Se conocen.

—No esperaba verte por estos lados, menos con —me queda mirando fijamente y hace una mueca despectiva —un asqueroso humano.

Alzó una ceja ¿Asqueroso humano?

—Ella es Annie —dice el ángel.

—Y no soy asqueroso —replicó molesta.

Ni siquiera los ángeles femeninos se salvan de ser engreídos y creerse superiores que la raza humana. Entre más los conozco, más los detesto.

—Vaya, veo que no has domesticado a tu mascota —dice Kadia —espero que no muerda.

Empuño las manos y siento que me tiembla un ojo ¿quién rayos se cree esta tipa para llamarme mascota?

—No vine aquí para discutir sobre humanos —dice Razi, intentando disipar la tensión entre nosotras —he venido porque necesito de tu ayuda.

¿Su ayuda? Está loco si cree que aceptare ayuda de esta tipa, prefiero que la maldición quede sobre mí.

— ¿Mi ayuda? —se cruza de brazos — ¿que podría querer un arcángel caído de mí? Tu y yo no nos llevamos muy bien después de lo que pasó.

—Supongo que no sigues resentida.

—Por tu culpa me expulsaron de mi puesto y caí a la tierra —exclama molesta —no creas que lo he olvidado.

Mi Nombre es AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora