2.

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Tomé mi celular y busqué entre mis contactos.

Emma

> Llamar.

— ¿Hola?

— Hola Em, ¿Vienes a casa?

— Claro, llego en tres.

Ella y yo somos amigas desde pequeñas, ambas tenemos la misma edad sólo que ella me pasa por un mes. Podría decir que somos inseparables.

Excepto por esa vez que tuve que ir a Latino América, fuimos allí cuando yo cumplí los trece años por un viaje que tenían que hacer mis padres, ya saben, temas de trabajo. Y bueno, por mi edad mis padres quisieron que vaya con ellos.

Nicola, Ruth y Liam se quedaron en la casa de la abuela, que vivía en la ciudad de Londres, ya que ellos ya estaban más grandes que yo y "podían cuidarse solos".

Liam tenía quince, fue a The X Factor un año atrás y todos lo acompañamos, pero lo rechazaron por su edad y dijo que se quedaría para probar de nuevo cuando tenga los dieciséis cumplidos. Y le resultó.

Luego de tres años volvimos a Wolverhampton, y para qué mentirles, me costó mucho hacer toda una vida aquí de nuevo. Porque, bueno, aprendí a hablar muy bien español en tres años y ya estaba acostumbrada a hablar en ese idioma.

Además ya tenía que entrar al instituto. Repleto de las típicas rubias huecas, los chicos malos, los nerds y “perdedores” del instituto, y muchas otras etiquetas más.

Estaba aterrada, lo recuerdo muy bien, tenía miedo de ir al instituto. La única que se quedó aquí fue Emma, gracias a ella pude ir tranquila ya que iba a ir al mismo instituto donde mis padres me anotaron y seríamos compañeras de salón, obviamente.

Se preguntarán cómo es que hago para que las chicas no me ataquen por ser hermana de Liam; Bueno, yo no estuve en Inglaterra mientras la fama de Liam crecía, así que no era muy conocida en el instituto, no hasta que escuchaban mi apellido. Todas me hacían preguntas cuyas respuestas eran obvias, sabía que lo hacían sólo para hablar conmigo.

Emma llegó a mi casa con sus padres, me miró con cara de espanto, sabía que estaba jugando.

— Hola, Amber. —saludaron Thomas y Edna, sonreí.

— Hola, señores Blair. —respondí incómoda y miré a Emma quien saludó a mis padres y luego se acercó a mí. Por alguna razón todo era muy extraño hoy.

— Hey —saludó ella para luego darme un abrazo.

— Hola, ¿cómo estás? —respondí sintiendo la mirada de mis padres y los de ella sobre nosotras.

— Bien, gracias... Esto es un poco incómodo. —susurró ella con una sonrisa muy fingida. Asentí igual que ella.

— Niñas, —llamó mi padre— ¿Por qué no van arriba un momento? —sonrió.

— Vamos. — tomé a Emma por las muñecas para luego arrastrarla por el pasillo.

Subimos a mi cuarto mientras que los cuatro adultos se quedaban en la sala.

— ¿Cuál crees que sea la noticia que nos tienen que dar? — dijo ella, mordiéndose las uñas. Reí.

— No tengo idea, pero no tiene rastro de ser una mala noticia. ¿Acaso ves como sonríen?  Hasta dan miedo.

— Sí, mis padres han estado extraños esta mañana. No dejaban de sonreír. ¿Crees que sea algún viaje entre los seis?

— La verdad no lo sé. Sabes cómo son en la empresa donde trabajan. No creo que les den vacaciones así porque sí.

— Sí lo sé, pero acaban de comenzar las vacaciones. Tal vez hagan alguna excepción por este año.

— Sí, tal vez, pero…

— Niñas, ¿pueden bajar un momento? —dijo mi madre asomando la cabeza por la puerta de mi habitación. Vaya, no hace ni más de cinco minutos que subimos.

Emma y yo nos miramos y asentimos hacia mi madre. Ella salió y nosotras nos levantamos para hacer lo mismo.

Bajamos las escaleras riendo por nuestras ocurrencias y al llegar a la sala estaban nuestros padres riendo igual que nosotras.

Shh, is a Secret » n.h (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora