1.

707 32 0
                                    

Amber.

Hoy, el primer día de las benditas vacaciones, yo seguía acostada en mi cama mirando el techo un poco antiguo pero acogedor de mi cuarto.

Espero que mis padres estén hoy en casa, no paso mucho tiempo con ellos y siendo sincera, los necesito.

Perezosamente estiré mi brazo hasta la mesita de noche que se encontraba al lado de mi cama. Tomé mi celular y me fijé en la hora, 09:16 de la mañana. Bien Amber, levántate, ya haz dormido mucho.

Con mucha, mucha fuerza de voluntad me levanté, estirando todo mi cuerpo, hoy hacía un lindo día en el barrio. Decidí meterme a la ducha y darme un buen baño. Hoy es sábado, lo que significa que mi hermano llamará.

Una semana atrás no pude hablar con él ya que estaba en la casa de una de mis mejores amigas, así que hoy no seré tan tonta como para hacer pasar esto. Liam me hace mucha falta.

Sí, están mis otras dos hermanas, Nicola y Ruth, pero ellas ya están grandes y no son las personas más pacientes del mundo. Además ya tienen su casa propia y sólo vienen de vez en cuando. Por eso es que estaba mayormente sola en mi casa.

Terminé de bañarme y me puse unos shorts de vaquero que estaban un poco rasgados y una remera holgada sin mangas.

Bajé las escaleras con una pizca de esperanza rogando que mis padres estén en el comedor desayunando y riendo como lo hacen cuando no van a trabajar. Pero cuando llegué al comedor no había nadie allí, como siempre.

Estaba sola, de nuevo. Aunque era lo más probable.

Decidí hacerlo pasar, ya estaba acostumbrada a esto, al fin y al cabo no es tan malo.

Encontré una nota en el mesón y tome ésta entre mis manos para comenzar a leerla.

Amber no te preocupes. Hoy llegaré más temprano para darte una noticia. Nos vemos.

- Te ama, Mamá xx

Hice una pequeña bolita con el papel y lo tiré al basurero. ¿Qué será que tiene que decirme mi madre?

Me dispuse mentalmente a hacer mi desayuno, pero no tenía ganas de hacerlo así que busqué en la alacena y encontré unas galletas de chocolate. Abrí en refrigerador y saqué una caja de leche, bien.

Terminé de desayunar y decidí que para hacer pasar un poco el tiempo antes de que mi madre llegue podría ver la televisión o algo. Al pasar por la cocina vi una foto mía con Liam y recordé el día que nos la tomaron. Ese día estuvimos en la casa de la abuela, que era en un campo abierto. Liam estaba a dos meses de cumplir trece años y  yo tenía once.

Junio 21, año 2006.

— A ver Amber, ¿Podrías por favor mirar hacia acá? —gritó mi padre sosteniendo la cámara, pero me negué de nuevo.

— ¡No hasta que Liam deje de molestarme!

— Oh vamos Ambs, ese grano se ve tan gracioso ahí en tu nariz. —dijo Liam riendo.

Pero, vamos. ¡Tengo once años! Es obvio que me saldría uno que otro grano. Él tiene uno en la frente y yo no lo ando molestando a cada rato.

— Cierra la boca. ¡Tú tienes uno ahí!  —le piqué la frente con mi dedo y éste rió.

— ¡Liam y Amber, no tengo todo el día! —intervino mi padre.

— Lo siento, Ambs. No es tan grande, ya no te voy a molestar. —dijo mi hermano abrazándome

— ¿Lo juras? — me separé de él y levanté el dedo meñique, sintiendo como el viento soplaba con fuerza y alborotaba todo mi castaño y corto cabello.

— Lo juro, —él hizo lo mismo y nuestros dedos quedaron enganchados— si me das cinco billetes. —ambos reímos y escuchamos el sonido de una cámara. Mi padre había tomado su dichosa foto.

Nunca olvidaré ese día. Cuando volvimos a casa Liam me dijo que quería ser cantante y haría un casting de un programa para seguir sus sueños, claro que yo lo apoyé en todo momento.

Y mírenlo ahora, miles de chicas están locas por él y su grupo. Está cumpliendo al fin su sueño.

(…)

Pasaron casi cinco horas y mi madre aún no viene, nunca volveré a creer en ella. Estaba tirada en el sillón de la sala cambiando de canal a ver si había algún programa interesante, nada. Creo que debería llamar a Emm...

— ¡Hola cielo! — gritó mamá, espantándome.

Llevé mi mano a mi pecho— Hola mamá, me asustaste.

— Bueno, lo siento. No seas exagerada. — dijo ella riendo.

— Mira quién habla, la reina de las exageradas. —dije con sarcasmo y ella me miró mal, reí— ¿Cómo estuvo tu día?

— Cansador. —contestó tirando su abrigo en el sofá y sentándose. La verdad no comprendo a mi madre a veces. ¿A quién jodidos se le ocurre usar abrigo con este clima?— Pero, nos dieron el resto del día. —sonrió.

— Uy, ¿Y eso por qué?

— Bueno, es parte de la noticia que tenemos que darte yo y tu padre.

— ¿Ah sí? ¿Y papá dónde está?

— Cariño, deja de hacer tantas preguntas. Está allí afuera hablando con el señor Blair seguramente. —hizo un movimiento con las manos hacia la puerta. Por cierto, el señor Blair es nuestro vecino y padre de mi mejor amiga, Emma.

— ¡Hola familia! —gritó mi padre entrando a la casa.

— Papá, deja de decir eso. Sólo estoy yo. —dije riendo.

— Bueno, amargada. Tú y tu madre son las únicas presentes y son mi familia ¿no? —respondió y yo rodé los ojos— Hablando de otra cosa. Karen, hablé con Thomas y Edna, me dijeron que aceptan con gusto pero tenemos que hablar con las niñas primero. —me miró a mí y luego a mi madre.

— ¿Aceptan qué? ¿Qué nos dirán? —pregunté sin entender nada. Creo que por “las niñas” se refieren a mí y a Emma ya que Thomas y Edna son sus padres.

— Hablaremos luego de esto contigo cariño, —respondió mi madre con una sonrisa— ¿Por qué no llamas a Emma? La noticia se la tenemos que dar a las dos. —dijo ella sonriendo, y no me equivoqué respecto a eso.

Bien, admito que esto me asusta un poco.

Decidí aceptar sin reclamos: Mi madre tenía una sonrisa en el rostro, lo que significa que no habrían problemas, creo.

Shh, is a Secret » n.h (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora