Capítulo 2 *Nuevo hogar* Editado

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Es irme o quedarme, todos sabemos el final.

Jack se negó rotundamente a vender la casa, después de todo es mía, en un futuro podría regresar y todo seguiría aquí, mientras las chicas de servicio terminaban de hacer mis maletas me encontraba en la sala de estar con Zack.

-Dime qué debo hacer para que no me dejes. - Negué nuevamente con una sonrisa de disculpa.

-Lamento mucho que esto sea demasiado rápido, de verdad que no lo vi venir. - Sentí ganas de llorar, pero cerré fuertemente los ojos.

-Jess cariño, entiendo que tu tío es la única familia que tienes, créeme que me doy cuenta lo sola que debes sentirte cada que él se va, somos mejores amigos desde que teníamos diez, así te mudes hasta el fin del mundo yo iré a visitarte, ¿De acuerdo? - Moví la cabeza en afirmación, tenía miedo de comenzar a llorar después de decir algo, se acercó más a mí en el sofá.

Dejarlo será duro, pero tengo que aprender a valerme por mí misma ha estado conmigo siempre y tampoco es justo para él, una lágrima silenciosa resbaló por mi mejilla, la limpie antes de que se diera cuenta que estaba llorando, me acorruqué mejor cuando me abrazó, la paz que siento cada vez que estoy con él es reconfortante, sin darme cuenta me quedé dormida en los cálidos brazos de mi mejor amigo, casi hermano, Zack.

- Despierta linda es hora de irnos. - asentí aún sin abrir los ojos, estaba en mi cama, ¿Cómo llegué a aquí? Tal vez mi desorientación era tan obvia que Jack sonrió de lado y dijo: - Zack te trajo cuando te quedaste dormida en sus brazos.

-¿Ya nos iremos? - Comencé a salir de la cama para ir al armario y tomar la ropa que había apartado el día anterior para el vuelo.

-Si, son las 6:00 am, si no te apresuras no llegaremos a tiempo. - miró su reloj, creí que por lo menos hoy se pondría algo cómodo, pero, como siempre vestía un impecable traje negro.

-Bajo en dos minutos. - Solo escuche sus pasos cuando salió de mi habitación, me apresuré a cambiarme, recogí mi cabello en una coleta alta, tomé el pequeño bolso que llevaría conmigo y salí sin mirar atrás, pero en el pasillo una puerta en especial me detuvo unos minutos.

No sabía si armarme de valor y entrar de una vez a esa habitación, acaricié la fría madera de la puerta con las yemas de los dedos, definitivamente aún no era tiempo, cerré los ojos y apreté los labios, bajé la mano con cuidado, sentí decepción de mí misma, de no poder entrar ahí y afrontarlo todo, pero es que no es fácil ver morir a tus padres frente a ti de una forma desgarradora y sin poder hacer algo al respecto, reprimí esos pensamientos antes de que me diera un ataque de nervios.

Después de unos minutos más por fin me di vuelta, una pesada carga comenzó a abandonar mis hombros, olvidar no es fácil y aún no estoy segura de poder hacerlo, cada día que pasa me quemo la cabeza pensando en lo que sucedió, lastimándome a mi misma por algo que tal vez no fue mi culpa, le eche un vistazo a la casa por última vez cuando salíamos en el auto, ya no había vuelta a atrás.

Aunque el vuelo no duró mucho desde mi punto de vista fue una eternidad, Zack fue a despedirse de mí al aeropuerto, sonrió lo mejor que pudo para mí, para hacerme sentir bien, me prometió un par de veces que me visitaría, lo abracé tan fuerte como pude y dos minutos después estaba abordando el avión, dejándolo ahí, con una sonrisa melancólica.

Estábamos a punto de llegar a mi nuevo hogar, entramos a una zona residencial que probablemente no tenía fin, si bien las casas y jardines son hermosos me parece algo un poco absurdo que sean enormes, aunque, en ocasiones hay ventajas, después de unos quince minutos en el auto por fin nos dirigimos a la reja de una de las residencias, era un poco más de medio día y gracias a eso pude ver la casa con claridad.

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